Una de cada tres personas LGTBI+ abandona su hogar por su orientación sexual o identidad

Una de cada tres personas LGTBI+ ha abandonado su hogar en España por motivos de orientación sexual, identidad o expresión de género, según un informe presentado este lunes

Una de cada tres personas LGTBI+ ha abandonado su hogar en España por motivos de orientación sexual, identidad o expresión de género, Bandera orgullo LGTBIQ+. Imagen de archivo

Una de cada tres personas LGTBI+ ha abandonado su hogar en España por motivos de orientación sexual, identidad o expresión de género, un fenómeno conocido como «sexilio» que la Federación Estatal LGTBI+ (FELGTBI+) y la Universidad de Salamanca abordan en un informe.

‘Estado del odio LGTBI+: Sexilio’ es el primer informe en España que analiza de manera sistemática este fenómeno, cuyo estudio tiene sus orígenes en el trabajo del sociólogo puertorriqueño Manolo Guzmán y que también aborda la ley trans aprobada en 2023, donde se define el sexilio como el abandono de las personas LGTBI+ de su lugar de residencia por sufrir rechazo, discriminación o violencia.

Del informe se desprende que el 13 % de las personas LGTBI+ han cambiado su lugar de residencia y que un 21,5 % lo hubiera deseado, aunque no acabó haciéndolo.

Discriminacion y rechazo, entre las razones

Entre las razones que motivaron esta migración, el 41 % manifestó la necesidad de vivir sin ocultarse, el 26 % alegó discriminación de su entorno o riesgo de discriminación y violencia, el 22 % confesó haber sufrido rechazo en su familia, y el 19 % experimentó soledad.

Sobre la procedencia de los sexiliados, María Rodríguez, responsable de investigación de la FELGTBI+, pide «desromantizar» las grandes ciudades, puesto que el 43 % de los miembros del colectivo que decide migrar proceden de ellas y solo el 13,5 % vienen del entorno rural.

Sin embargo, la idealización de las grandes ciudades se mantiene, ya que el 31,7 % sigue escogiéndolas como opción para migrar.

Las personas trans son las que más abandonan su hogar

«La gran ciudad no va a ser un factor de protección como veníamos pensando», ha aseverado Rodríguez, quien explica que para los sexiliados el riesgo de sinhogarismo es elevado, ya que el 17,3 % declara haber tenido que dormir en la calle.

También están más expuestos a experiencias de odio: el 37,5 % han sufrido acoso, el 40 % discriminación y el 30,7 % alguna agresión.

Cuanto mayor sea la disidencia con la heteronormatividad, mayor es la posibilidad de sexilio. Quienes más migran son las personas trans, que representan el 22,2 % de los sexiliados, seguidos por los gays, bisexuales y lesbianas.

El informe demuestra, además, que se trata de un fenómeno actual: el año en el que más sexilio se ha producido desde 2012 fue 2020, seguramente, según Rodríguez, por el aumento de la violencia intrafamiliar.

«Es un dato dramático. No es algo que hagamos libremente, estamos marcados por la huida de un entorno que no nos es favorable ni amable», ha apuntado Jesús A. Múñoz, miembro de la Comisión Ejecutiva de la FELGTBI+.

Reclaman campañas de sensibilización

Múñoz ha resaltado que el sexilio es una «estrategia de resistencia» y conlleva precariedad, desarraigo y exclusión.

«Pedimos campañas de sensibilización sobre la realidad del colectivo, que lleguen a cada rincón del territorio. Si la gente supiera que se puede vivir siendo LGTBI+ en una pequeña ciudad o un entorno rural, seguramente la realidad sería distinta», ha reivindicado.

En esta línea, la FELGTBI+ ha empezado a trabajar con la Dirección General de Políticas contra la Despoblación del Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico, con quien va a colaborar para lograr que el sexilio no se convierta en una causa más de despoblación rural.

«Los derechos humanos deben estar garantizados para todas las personas en todo el territorio de manera igualitaria. El lugar de residencia no puede determinar el grado de libertad e identidad e las personas. Migrar debe ser una decisión libre y nunca forzada por el entorno», ha subrayado Múñoz.

Por su parte, Rodríguez ha explicado que el sexilio no debe comprenderse únicamente como una respuesta reactiva ante condiciones de opresión, sino también como una «estrategia de construcción identitaria, política y emocional».

«Las personas sexiliadas no solo se reubican geográficamente, también resignifican su experiencia vital al reclamar espacios donde puedan vivir con dignidad, autonomía y reconocimiento», ha expresado.

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