El acusado que ideó un atentado yihadista en una sede del colectivo LGTBI aceptó la condena de un año de prisión y dos de libertad vigilada
Un español converso al islam, Francisco José C.Q., que instó en Telegram a un agente policial encubierto a cometer un atentado yihadista en una sede del colectivo LGTBI en Las Palmas de Gran Canaria, ha aceptado en el juicio ser condenado a un año de prisión y dos de libertad vigilada por un delito de autoadoctrinamiento terrorista.
En la misma vista, celebrada este lunes en la Audiencia Nacional, el marroquí Mohamed B. ha admitido una pena de tres años de cárcel y cuatro de libertad vigilada como autor de un delito de captación y adoctrinamiento terrorista.
Ante la confesión de los hechos por parte de los acusados y fruto del acuerdo de conformidad con las defensas la fiscal ha modificado sus conclusiones provisionales en las que pedía tres años y seis meses y siete años y seis meses de prisión para los acusados, respectivamente.
De esta forma la sentencia recogerá los hechos declarados probados en el escrito de acusación de la Fiscalía, que los acusados han reconocido.
La investigación comenzó en 2018
El mismo relata que la investigación de los acusados se inició en 2018 a raíz de que la Policía colombiana encontrara contactos con ambos en el teléfono móvil del cubano Raúl G.S., detenido en Colombia por supuestos delitos terroristas por su actividad en redes sociales relacionada con el yihadismo.
Este detenido en Colombia reconoció que había sido captado por la organización terrorista Dáesh y que tenía previsto realizar un atentado con artefactos explosivos en Bogotá contra personal de la Embajada de Estados Unidos o turistas de esa nacionalidad para lo cual ya había llevado a cabo tareas de información en locales de hostelería de la zona.
Fruto de esa investigación la Policía colombiana comunicó a las autoridades españolas la existencia de una célula vinculada a Dáesh coordinada para ejecutar atentados en territorio español.
Francisco José C.Q. contactó el 19 de febrero de 2018 a través de telegram con Raúl G.S., a quien manifestó que se encontraba residiendo en España y le comentó que lamentaba no poder ayudar en las acciones planificadas en Colombia y Argentina.
El 30 de abril de 2019 un agente policial encubierto localizó a Francisco José C.Q. en un grupo de Telegram de compraventa de objetos como armas y material militar.
Atentar contra católicos y judíos
El agente encubierto inició el 9 de mayo siguiente una conversación con él acerca del islam en general en la que Francisco José C.Q. afirmó que se había convertido al islamismo hacía un año y reconoció que no tenía una estética salafista para poder pasar desapercibido entre sus conocidos.
En otra conversación el 25 de julio de 2019 el agente encubierto le dijo que podía descarar su odio y frustración practicando boxeo como hacía él y Francisco José C.Q. le indicó que querría acabar con católicos y judíos.
El agente encubierto le preguntó a Francisco José C.Q. si alguna vez se le había pasado por la cabeza cometer una acción de este tipo «y en un momento dado el acusado invita abiertamente a llevar a cabo un atentado contra la sede del colectivo LGTBI, para lo cual solicita ayuda material», siempre según el escrito de acusación de la Fiscalía, reconocido por los acusados.
Justificaba las acciones del Dáesh
Por su parte, Mohamed B. realizaba reiterados llamamientos a unirse a Dáesh justificando las ejecuciones y los atentados terroristas en redes sociales.
En su turno de última palabra, además de confesar los hechos Mohamed B. ha pedido perdón y ha asegurado que en aquel momento no era consciente de las consecuencias de lo que estaba haciendo.
«La verdad, no tenía ni idea de lo que estaba haciendo, llevo 32 años en Cataluña, trabajaba por la noche de montador en Barcelona y me vino a la idea entrar en los grupos de las redes para pasar el tiempo», ha dicho Mohamed B..
Y ha añadido: «Pido disculpas, pido perdón por todo lo que he hecho, ignoraba lo que estaba haciendo y las consecuencias pero doy gracias a dios por haber entrado en la cárcel para saber lo que está pasando».