Investigadores de la Universidad de La Laguna y del Servicio Canario de la Salud han analizado la concentración de veinte metales en el hígado y el tejido muscular en seis especies diferentes de cetáceos varados en aguas canarias
Tras el estudio, han determinado que no hay niveles preocupantes de metales pesados tóxicos que evidencien contaminación
Investigadores de la Universidad de La Laguna y del Servicio Canario de la Salud han analizado la concentración de veinte metales en el hígado y el tejido muscular en seis especies diferentes de cetáceos varados en aguas canarias. Tras la investigación, han determinado que no hay niveles preocupantes de metales pesados tóxicos que evidencien contaminación.
Uno de los aspectos relevantes de esta investigación es que, por primera vez se ha analizado el contenido de metales pesados tóxicos, oligoelementos, macronutrientes y micronutrientes en el tejido muscular y hepático en seis especies de cetáceos, pues hasta ahora la bibliografía científica recoge pocos trabajos similares con muchos menos metales y pocos ejemplares analizados.
El profesor titular de Toxicología de la Universidad de La Laguna, Ángel José Gutiérrez, detalla que se analizaron 34 muestras de ejemplares varados de 2000 a 2015 de delfín mular, delfín atlántico moteado, delfín común de pico corto, delfín de Risso y de las especies de mayor tamaño: cachalote y calderón o ballena piloto de aleta corta.
Las muestras fueron recogidas por la red de varamiento de Canarias y corresponden a especies pelágicas -de buceo profundo- y de aguas más someras y entre las especies analizadas el calderón es la única con una población estable en aguas del archipiélago, mientras que el resto se encuentran fundamentalmente de paso.
Universidad de La Laguna
Para el estudio se han unido investigadores de los departamentos de Biología Animal y Edafología y Geología, Unidad Departamental de Ciencias Marinas, Grupo interuniversitario de Toxicología Alimentaria y Ambiental, Área de Toxicología y Canarias Conservación, todos de la Universidad de La Laguna (ULL), junto al Servicio de Inspección Sanitaria y Laboratorio de la Dirección de Área de Salud de Tenerife, del Servicio Canario de la Salud.
Ángel José Gutiérrez precisa que el área de Toxicología de la ULL realiza trabajos de investigación en toxicología ambiental y alimentaria fundamentalmente con el fin de determinar el contenido de contaminantes inorgánicos (metales y no metales) en diferentes muestras de estudio y determinar si estas concentraciones metálicas en especies marinas de consumo humano podrían llegar a afectar al consumidor.
De ahí partió la idea de analizar la concentración metálica en muestras de cetáceos varados y determinar si había diferencias en los de buceo profundo frente al resto y si había variación en las cantidades presentes en músculo e hígado, también en función del tamaño de los ejemplares y el sexo.
Niveles de contaminación
La concentración de metales es un indicador de contaminación y los investigadores del área de Toxicología evalúan normalmente veinte, de los que tres son metales pesados tóxicos, aluminio, plomo y cadmio; macroelementos (sodio, potasio, magnesio y calcio) y microelementos y elementos traza (boro, bario, cobalto, cobre, cromo, hierro, litio, manganeso, molibdeno, níquel, estroncio, vanadio y cinc).
Al respecto, el también vicedecano de la Facultad de Farmacia puntualiza que la denominación de “metales pesados» no implica que sean perjudiciales para el ser humano, pues incluso popularmente se conocen los beneficios para la salud de compuestos como el manganeso.
Es su elevada concentración lo que puede resultar dañino o indicador de contaminación ambiental, y en el caso de esta investigación se encontraron concentraciones más elevadas de microelementos, como el cinc, en el tejido muscular de las especies de aguas someras, como los delfines, pero sin ser en ningún caso niveles peligrosos.
En las de mayor tamaño, como los calderones, se halló por el contrario mayor concentración en el hígado que en el tejido muscular de magnesio, cobre y cromo.
Esto se explica debido a la bioacumulación, esto es, una mayor concentración de compuestos a medida que se analizan ejemplares de especies de mayor tamaño.
Respecto a los metales pesados tóxicos, como plomo y cadmio, no se hallaron concentraciones preocupantes que demuestren evidencias de contaminación ambiental severa.
Ángel José Gutiérrez señala además que su grupo de investigación trabaja en este ámbito con especies marinas de interés comercial, desde invertebrados marinos hasta grandes mamíferos, para evaluar el riesgo que se puede derivar de la concentración de metales, pero también el aporte nutricional que generan en el caso de especies que sean consumidas.