Una de las maneras que plantea el gobierno para controlar los contagios son las burbujas sociales, es decir, que las relaciones se reduzcan a un grupo fijo de personas, en vez de hacerlo con diferentes grupos cada vez.
El máximo para un encuentro son diez personas y la idea es que no se cambie de círculo.
Una medida que ya se aplica en Bélgica desde el pasado mes de mayo pero de forma mucho más restrictiva.