Coincidiendo con el Día Mundial de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina, que se celebra cada 6 de febrero, la sección de igualdad de Buenos Días Canarias ha contado con la participación de Hawa Touré, presidenta de la Asociación de Mujeres Mauritanas Dimbe, radicada en Fuerteventura. Desde el año 2017, esta entidad lleva haciendo una notable labor de divulgación para erradicar esta práctica considerada violencia de género según el Convenio de Estambul.
Según datos de entidades como la Fundación Wassu, vinculada a la Universidad Autónoma de Barcelona, hay en Canarias unas 5.000 mujeres en riesgo, que proceden de los países donde esta práctica atávica se sigue realizando, a pesar de estar ya prohibida en muchos de ellos. En ese sentido, Hawa Touré ha afirmado que «a pesar de la labor que están haciendo, la pandemia ha hecho que se incremente la cifra de las mujeres en riesgo«. En su opinión, el confinamiento, como sucedió con otras formas de violencia de género, ha propiciado que esta práctica se siguiera realizando, amparándose en esa clandestinidad.
Ella asegura que en Canarias no se han registrado casos pero sí de niñas residentes en las islas a las que se ha mutilado aprovechando algún viaje a sus lugares de origen.
Secuelas terribles para las víctimas
Infecciones crónicas, VIH, problemas en el parto e incluso la muerte, son algunas de las secuelas que tiene la mutilación genital femenina para las víctimas, no solo por los daños físicos que ella conlleva, sino por las condiciones pésimas de higiene en las que se realiza. Además de todos estos daños, muchas expertas hablan también del daño psicológico que llegan a experimentar las mujeres que la padecen.