La Fiscalía solicita para el único acusado 32 años de cárcel y prisión permanente revisable por los delitos de detención ilegal, agresión sexual y asesinato
El caso Laura Luelmo, la joven zamorana de 26 años agredida sexualmente y asesinada en diciembre de 2018 en El Campillo, Huelva, llega a juicio casi tres años después. Sentando en el banquillo, Bernardo Montoya, único acusado por estos hechos, que se enfrenta a una condena de prisión permanente revisable.
Será un jurado popular el que decida sobre la culpabilidad o no de Montoya. Si bien en un primer momento confesó tanto en sede policial como judicial, en incluso ante las cámaras de televisión, ser autor de los hechos pidiendo perdón a la familia, meses más tarde cambiaría su versión. En esta nueva declaración aseguraba que era inocente y culpaba una mujer que fue su pareja sentimental.
La ex pareja sentimental, pese a constar en un principio como investigada, fue excluida finalmente de la causa.
Es por tanto Montoya el único protagonista de un juicio que ha suscitado una gran una expectación mediática, con alrededor de 35 medios acreditados. Se le podrá escuchar este lunes, jornada en la que está prevista su declaración y la de doce testigos.
Una semana de sesiones
Con ello se inicia una semana completa de sesiones en las que se sucederán las declaraciones de unas cuarenta personas, entre testigos, peritos y forenses. Con ello se pretende arrojar luz sobre los hechos acontecidos aquellos días de finales de 2018.
Concretamente, la desaparición de Luelmo se produjo el 12 de diciembre, apenas cuatro días después de que se trasladara a vivir a El Campillo. Lo hizo para cubrir una baja de la especialidad de Plástica en el instituto de Educación Secundaria Vázquez Díaz de un pueblo cercano, Nerva.
Cinco días más tarde, tras intensas y largas batidas por la zona en la que participaron centenares de voluntarios, apareció su cuerpo en un lugar conocido como Las Mimbreras, a las afueras de El Campillo.
Montoya, único detenido
Al día siguiente fue detenido Montoya, un vecino del pueblo que residía en una vivienda frente a la de la joven, con antecedentes por asesinato.
Según el escrito de acusación de la Fiscalía, que solicita para él 32 años de cárcel y prisión permanente revisable por los delitos de detención ilegal, agresión sexual y asesinato, este hombre sometió a la joven a «padecimientos innecesarios» durante una agresión que duró unos 75 minutos.
Relata el fiscal que fue alrededor de las 17:30 horas de ese 12 de diciembre cuando el acusado abordó por sorpresa a la joven al volver a su domicilio tras hacer la compra en un supermercado cercano. Con ánimo de privar su libertad de movimiento, mientras la misma gritaba, la introdujo a la fuerza en su domicilio.
Una vez dentro, comenzó a propinarle golpes y puñetazos dejándola malherida y debilitada. Tras inmovilizarla atándole las manos y taparle la boca, la trasladó a uno de los dormitorios y la agredió sexualmente.
Después volvió a golpearla hasta la muerte. La introdujo en el maletero de su coche y la abandonó en el lugar donde fue encontrada sin vida el 17 de diciembre.
Tanto la acusación particular, ejercida por la familia de la joven, como la Junta de Andalucía -acusación popular- han solicitado prisión permanente para Montoya. Lleva en la cárcel de Huelva desde el pasado 2 de noviembre, día en que fue trasladado desde la de Sevilla II, en Morón (Sevilla), a la espera del juicio.
Los hechos parecen estar claros, si bien habrá que esperar al desarrollo del juicio y a la decisión del jurado para ver cómo se cierra uno de los casos que han conmocionado al país en los últimos años.