El sector de la hostelería vive el que ya es el peor verano de su historia reciente por la pandemia y la patronal augura un otoño «negro» con más cierres, una «escabechina» en la que influirán la bajada de temperaturas, la crisis económica, las pérdidas que arrastran muchos locales y el teletrabajo.
Así lo ha advertido en declaraciones a Efeagro el presidente de Hostelería de España, José Luis Yzuel, quien calcula que el volumen de ingresos de los bares y restaurantes en estas fechas ronda el 60 % de la facturación de hace un año.
«Y eso en agosto, cuando normalmente es un mes con pico de ventas. Imagina a la vuelta lo que puede pasar», ha lamentado Yzuel, quien no obstante recalca que existen diferencias sustanciales en función de los territorios y el modelo de negocio.
El presidente de la patronal ha apuntado que «lo más grave» son los rebrotes en zonas como Lleida o Aragón, donde se ha producido «un desastre total» para la hostelería debido al temor de la población al coronavirus y a la ausencia de turistas.
En la misma línea sitúa tanto al ocio nocturno -pubs y discotecas- como a los restaurantes de alta gastronomía, estos últimos muy dependientes del público extranjero.
Entre los mayores damnificados coloca también a los restaurantes ubicados en zonas de oficinas, a los que el teletrabajo impacta de forma directa.
Durante este verano, los más perjudicados son los establecimientos localizados en los archipiélagos (Baleares y Canarias) o en municipios como Benidorm, donde los visitantes extranjeros juegan un rol clave para el negocio.
Los datos son igualmente paupérrimos en el centro de algunas ciudades turísticas, como la capital: «Madrid ahora mismo es un solar».
«En la vida hemos tenido un verano tan malo, ni siquiera con la crisis de 2008. Entonces se pasó mal y hubo muchos cierres, pero nada que ver con la gravedad de esto. Hay que recordar que recibíamos más de 80 millones de turistas y ahora la mayoría no vendrá. Incluso ves locales cerrados en primera línea de playa en pleno mes de agosto», ha insistido el dirigente patronal.
Por el contrario, las cifras mejoran en aquellos pueblos y ciudades donde se encuentran las segundas residencias de muchos españoles, ya que el turismo nacional sí está funcionando.
El sector calcula que cerca de 40.000 de los 270.000 bares y restaurantes que tenía España han desaparecido ya, y la cifra al acabar el 2020 puede oscilar entre los 65.000 y los 85.000 locales en función de cómo evolucione el coronavirus.
De cara al otoño, el presidente de Hostelería de España dibuja un escenario sombrío: «Ya hay mucha gente que ha abierto a pérdidas, y a partir de septiembre esto no va a ser mejor. Muchos van a cerrar, la ‘arrasada’ será importante».
Yzuel ha subrayado que existe un porcentaje cada vez mayor de bares y restaurantes que reabrió durante la desescalada y que ha vuelto a bajar la persiana, pero ahora tiene que afrontar más costes laborales tras haber recuperado a personal de los ERTE, a lo que se suma seguir pagando la luz, el agua, los impuestos o el alquiler.
«En nuestro sector si no abres o lo haces perdiendo dinero, aguantas poco tiempo», ha alertado.
En su opinión, la principal «debilidad» de la hostelería española es que está compuesta por decenas de miles de microempresas muy pequeñas, y lo está pagando caro.
«Cuando llama una gran compañía, se le pone al teléfono hasta el presidente Sánchez. A nosotros no», ha explicado Yzuel, quien no obstante reconoce que mantienen una relación fluida con la ministra del ramo, Reyes Maroto.
«Ser tan pequeños nos hace más débiles como interlocutores», ha insistido el responsable patronal, que guarda espacio pese a todo para un moderado optimismo más a largo plazo: «De aquí va a salir un sector mejor, más repensado, reforzado. Y aquel que aguante tiene que tener en cuenta que cuando termine esta crisis tendrá menos competencia, así que podrá aprovecharlo».