La Diabla y su banda criminal se juzgarán el próximo mes de mayo en Zaragoza

La banda criminal encabezada por La Diabla captaba mujeres en Sudamérica para prostituirlas en España. Una de las detenciones se produjo en la isla de Tenerife

Informa: Lidia Rodríguez / Carlos García


El próximo mes de mayo se juzgará en Zaragoza a una de las bandas criminales más importantes de Europa. Su cabecilla, conocida como La Diabla, se enfrenta a 57 años de prisión por, supuestamente, captar a mujeres para prostituirlas. En total son 12 miembros los que se sentarán en el banquillo. Uno de ellos fue detenido en Tenerife y se enfrenta a 39 años de cárcel.

La Diabla, Leudis Isaac Corro Camacho, 37 años, fue una de las delincuentes más buscadas de la Unión Europea y detenida en Alemania en 2021. Junto a ella, de la mano y como persona de confianza, un hombre que residía en Tenerife y que también se sentará en el banquillo acusado de favorecer el tráfico ilegal de personas. Su abogado considera que su defendido no cometió delito y por eso pedirá la libre absolución.

Controlaban a las mujeres, gestionaban los locales y cobraban por sus servicios. Es lo que refleja el escrito de la acusación. Entre 2016 y 2021 esta banda criminal captaba a mujeres de Sudamérica. Les prometían un futuro mejor en Europa. Cuando llegaban descubrían que tenían una deuda con la organización. Una auténtica red de prostitución que operaba entre Alemania y España.

Los implicados están acusados de tráfico de drogas, blanqueo de capitales, favorecimiento de la inmigración ilegal y trata de personas con fines de explotación sexual.

Operación contra la banda criminal liderada por La Diabla. Imagen de archivo
Operación contra la banda criminal liderada por La Diabla. Imagen de archivo

Según la investigación, los jefes delegaban en personas de su absoluta confianza para gestionar los locales, controlar a las mujeres y cobrar sus servicios. Por debajo de ellos, lo que se podría considerar un tercer nivel, se hallaban quienes controlaban que las víctimas no escaparan o pidieran ayuda.

Además, estaban quienes se dedicaban a la captación en los países de origen, organizaban los los viajes y amenazaban a sus familias para que no alertaran a las autoridades.

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