La ‘luna de fresa’ es la última luna llena de la primavera y la primera del verano. Su nombre se asocia a la temporada de recolección de fresas
La «luna de fresa» es un fenómeno astronómico que ocurre anualmente en junio, marcando la última luna llena de la primavera o la primera del verano en el hemisferio norte. Su nombre proviene de las tribus nativas americanas, quienes la asociaban con la temporada de recolección de fresas. Aunque el nombre evoca imágenes de una luna de color rojo o rosado, en realidad, la «luna de fresa» no se ve de ese color, su denominación está más relacionada con la época del año que con su apariencia.
Será la luna que nos acompañe en el cielo nocturno del 21 de junio y no es necesario ningún tipo de instrumento de observación para apreciar el evento. Podremos verlo a simple vista, aunque mejor si estamos lo más alejados posible de la contaminación lumínica.
Históricamente, este fenómeno señalaba un tiempo de abundancia y renovación. Las fresas silvestres, que maduran durante esta época, eran una fuente crucial de alimento para muchas tribus. La luna llena en junio era, por lo tanto, un momento para la celebración y la preparación de reservas para los meses venideros.
No es diferente a otra luna llena
Desde un punto de vista astronómico, la «luna de fresa» no es diferente de cualquier otra luna llena en términos de su dinámica orbital. Ocurre cuando la Tierra se encuentra directamente entre el Sol y la Luna, iluminando completamente la superficie lunar visible desde la Tierra. Sin embargo, en algunas ocasiones, puede coincidir con un fenómeno llamado «superluna», cuando la luna llena ocurre cerca de su perigeo, el punto más cercano a la Tierra en su órbita elíptica, haciendo que aparezca ligeramente más grande y brillante en el cielo, que no es el caso en esta ocasión.
En el mundo moderno, este fenómeno ha capturado la imaginación popular, y muchos observadores del cielo buscan contemplar este evento anual. La fotografía astronómica y las redes sociales han contribuido a su fama, con imágenes impresionantes que destacan la luna llena en paisajes urbanos y naturales. Además, eventos públicos y actividades educativas se organizan a menudo en torno a su observación, fomentando un interés renovado por la astronomía y las ciencias naturales.
El atractivo de este fenómeno también radica en su capacidad para conectar a las personas con la naturaleza y con las prácticas ancestrales de seguimiento del tiempo. En una era dominada por la tecnología, estos eventos celestiales invitan a mirar hacia arriba y recordar nuestra relación con el cosmos. La «luna de fresa» es un recordatorio de los ciclos naturales y de la interconexión entre los fenómenos astronómicos y las tradiciones culturales humanas.