El cierre de la hostelería a las seis de la tarde divide a los empresarios del sector, que aceptan con resignación las nuevas medidas.
Lanzarote y La Graciosa amanecieron este sábado en nivel 4 de alerta sanitaria. El elevadísimo índice de contagios ha provocado que las autoridades apliquen las máximas restricciones establecidas.
«Las entiendo, las comprendo, pero nos afecta muchísimo a todos, porque la gente sale menos si se cierra a las seis; no es algo bueno para nosotros», explica José García, propietario de Bistrot Bar, en Playa Honda.
En cambio, otros hosteleros se muestran en contra: «Las medidas se tenían que haber tomado antes de las navidades, antes de los Reyes», argumenta el propietario de La Pata Asada, Jacinto Perdomo.
Las medidas afectan de lleno a los comercios y la restauración, que a partir de las 6 de la tarde solo podrá servir comida para llevar o envío a domicilio. ¿Y cómo se han tomado esas nuevas medidas los clientes? «Toda preocupación es poca al final, siempre hay que cuidar a la gente, la gente local», indica uno de ellos.
Algunos dudaban este sábado entre cuantas personas podían sentarse por mesa.
Son 2 personas como máximo si no son convivientes y hasta 4 si entre ellas son convivientes. Medidas drásticas para tratar de frenar el imparable avance del virus en la isla.