Un recorrido a lo largo de la capital grancanaria durante los últimos 60 años permite descubrir tanto su historia como sus proyectos de ensueño
A mediados de los años 40, los barrios de Vegueta y Triana se encontraban colmatados. Con las limitaciones orográficas, al arquitecto vasco, Secundino Zuazo, se le encargó la redacción del Plan General y, en busca de modernidad, acaba mirando hacia el mar para marcar el futuro y la historia de Las Palmas de Gran Canaria.
En 1951, los muelles más veteranos, como el Puerto de la Luz, ya eran historia Por aquel entonces, también sobrevivía el de Las Palmas, junto al parque San Telmo.
Apenas cinco años después, comienza la gran transformación del litoral por el boom demográfico, que permitiría a la ciudad y a su puerto ganar, tras varias décadas, más de 8.000.000 millones de metros cuadrados en una obra de ingeniería hidráulica desconocida entonces en las islas.
Entre el Teatro y el Parque de San Telmo nace Cidelmar. Casi 150.000 metros que acaban con la playa de Triana, sepultada bajo piedra de La Isleta y hace emerger estos rascacielos. Adiós al muelle de Las Palmas y bienvenida al terreno que albergaría, más adelante, la estación de guaguas.
Entre la década de los 60 y los 70 se produce la mayor expansión de la ciudad. En este entorno se amplía en casi 600.000 metros cuadrados gracias, sobre todo, a concesiones privadas. En 10 años, la población pasa de 200.000 a 300.000 habitantes. El resultado es un paisaje lleno de edificios, pero no siempre fue así: donde hoy hay tierra antes había era océano.
Se planteó urbanizar hasta la barra de Las Canteras
Las últimas grandes intervenciones de la historia de la capital tienen lugar en el istmo, con la ampliación del Muelle Santa Catalina, el centro comercial y el acuario. Y un nexo común que une a todo este espacio es la Avenida Marítima, desplegada de forma paralela, en varias fases y con su propia evolución.
De contar con scalextric, con semáforos, y hasta con un tren, a ser hoy una autovía urbana que une el norte y el sur, pero que separa a la ciudad del océano.
Nada más acabarse, con el fondo marino a 5 metros, aparecieron las iniciativas para eliminar esa fractura. Desde el Plan General de 1989 hasta la Gran Marina o la aspiración, más reciente, de soterrar algunos tramos.
Pocos lo saben, pero un plano de hace 70 años, cuando en Las Palmas de Gran Canaria había circo y plaza de toros, preveía, incluso, hasta urbanizar parte de la barra de Las Canteras. Una idea desterrada.
Donde si habrá que echar tierra es de nuevo por el sur, para dar paso a la metroguagua.