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24 abril 2024 6:22 am

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Magma a 1.000 grados tras cuatro meses del fin de erupción del Cumbre Vieja

El magma del volcán de Cumbre Vieja presenta temperaturas de hasta 1.000 grados porque hay un gran volumen de material magmático que se sigue enfriando

El IGN realiza mediciones del material magmática del volcán de La Palma.

La erupción del volcán de Cumbre Vieja, en La Palma, cesó hace más de cuatro meses pero aún hay magma con temperaturas de hasta 1.000 grados. Además se registran altas emisiones de gases en núcleos costeros como La Bombilla o Puerto Naos que impiden la vuelta a casa de los vecinos.

Vulcanólogos del Instituto Geográfico Nacional (IGN) han publicado en redes sociales una imagen de una medición de temperatura de material magmático, aún incandescente, en el cráter situado más al sur del edificio volcánico en el que se aprecia el resultado: 977 grados centígrados.

Enfriamiento del magma

María José Blanco, directora del IGN en Canarias, señala que es normal que haya aún valores tan altos porque hay un gran volumen de material magmático que se sigue enfriando.

Además, está recubierto de una capa que actúa como un aislante térmico, por lo que pronostica que tardará años en bajar la temperatura.

De hecho, aún no se ha observado una disminución de las temperaturas del magma en la zona del edificio volcánico tras cuatro meses desde el fin de la erupción. Hay oscilaciones entre 1.050 y 950 grados en las diferentes mediciones que se han realizado.

«El volcán está apagado, pero el material remanente, con un volumen y una temperatura tan alta, tardará mucho en enfriarse».

Emisiones de gases

Además del material incandescente hay otra amenaza: las emisiones de vapor de agua y de gases, que obligan al uso de material de protección específico.

María José Blanco aclara que las zonas que se han habilitado para visitar el volcán «no se aproximan» a esos puntos peligrosos por temperaturas y gases.

Igual que las temperaturas en los conos, tampoco se observa de momento una disminución de las emisiones de gases en puntos de la costa.

María José Blanco señala que todos los días el IGN registra en alguna de las estaciones de la zona de La Bombilla valores que superan los niveles límite de los sensores: 50.000 partes por millón. Por su parte, el Instituto Volcanológico de Canarias, Involcan, se encarga de las mediciones en Puerto Naos.

«No hay ninguna previsión de cuándo pueden remitir las emisiones de gases». Blanco avanza que el viernes se reúne el comité científico para analizar diferentes propuestas para afinar la monitorización de los valores.

La idea, explica Blanco, es desplegar más puntos de medición para que quienes toman las decisiones en materia de protección civil dispongan de una información más pormenorizada.

¿Y por qué se dan estas altas concentraciones de gases en estos puntos?

Stavros Metetlidis, vulcanólogo del IGN, indica que probablemente antes de esta última erupción hubiera liberación de gases. Tal y como la hay desde hace años en otros puntos de la isla como en la Fuente Santa o cerca del faro de Fuencaliente.

En la dorsal de Cumbre Vieja ha habido tres erupciones en los últimos 70 años, por lo que en toda la isla sale gas porque hay magma que discurre bajo ella. Según el experto, se encuentra «a 10, 15 kilómetros de profundidad», que regasifica y sube. Y si los gases no encuentran un conducto, se cuelan entre las rocas por muchas bifurcaciones.

Su teoría sobre las altas emisiones de gases en La Bombilla y Puerto Naos es que se hayan acentuado por la aportación de magma fresco, con mayor porcentaje de CO2, y a poca profundidad, y por la fracturación del suelo provocada por la actividad sísmica asociada a la erupción.

Esto puede pasar en otros puntos «pero no medimos por el simple hecho de que nadie vive allí», indica.

Tampoco Meletlidis tiene una respuesta a la pregunta de cuándo cesarán las emisiones.

«Si fuera una piscina y quisieras saber cuánto tardará en vaciarse, mides la capacidad y el diámetro del grifo, pero con un volcán no sabes cuál es el volumen de magma que aporta ese gas», explica el vulcanólogo, quien añade que en una erupción el material que sale a la superficie es «muy poco… hay quien dice que solo es el 10%».

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