Si el nuevo senador le ha lanzado un guante para combatir juntos la inflación y mejorar la economía familiar, el presidente le ha echado en cara los deberes aún pendientes, como la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y le ha pedido que deje de «estorbar», algo que no ha gustado nada al jefe de la oposición
El esperado primer duelo entre el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, y el jefe del Gobierno, Pedro Sánchez, en el Senado, ha revelado un tono distinto de los «cara a cara» con Pablo Casado, pero no ha sido suficiente para que ambos acerquen posiciones y los pactos pendientes vuelven a quedar en el aire.
Si el nuevo senador le ha lanzado un guante para combatir juntos la inflación y mejorar la economía familiar, el presidente le ha echado en cara los deberes aún pendientes, como la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y le ha pedido que deje de «estorbar», algo que no ha gustado nada al jefe de la oposición.
Feijóo le ha dejado claro desde el primer momento que él no acudía a la Cámara Alta «a insultar», sino a hacerle propuestas para mejorar la situación de las familias que peor lo están pasando y que se ha afanado en detallar ante un Sánchez que, nada más entrar en el hemiciclo, se ha dirigido a su escaño para estrecharle la mano en un gesto de cordialidad.
Trece ministros acompañaban al presidente en el lance, algunos sin pregunta en la sesión de control de este martes, como la titular de Trabajo, Yolanda Díaz, y lo que han visto les ha parecido «más de lo mismo» por parte del líder popular, pese a que Feijóo ha puesto todo su esfuerzo en demostrar que lo suyo son las propuestas y no los insultos y que si no hay acuerdos no es culpa suya.
«A insultar me gana usted siempre», le ha replicado a Sánchez después de que el presidente le haya emplazado a hacer una «oposición de Estado» en vez de proseguir con su táctica de «estorbar, estorbar y estorbar», en el momento más desabrido de un debate en el que ambos han estado arropados por continuos aplausos de sus respectivas bancadas, muy apropiados para reforzar el tesón de sus argumentos.
Con el peso de tener que arrancar el debate, tras 13 años al frente de la Xunta de Galicia en los que él siempre los cerraba, Alberto Núñez Feijóo ha fijado pronto posición: «Sería razonable pactar y no hacerle caso a las minorías cuando no tienen razón».
Y a su juicio estos pactos deben basarse en un plan anticrisis que mitigue la alta inflación que sufren las familias, con rebajas temporales de impuestos, o una bajada del IVA de la luz y los combustibles, de manera que el importante aumento de la recaudación tributaria pueda revertirse en beneficio de los ciudadanos.
Sánchez le ha hecho ver enseguida que de pactos él sabe mucho, puesto que con 155 escaños en el Congreso está obligado a ello, y le ha recordado que ha pactado «con todos» salvo «con la ultraderecha y ustedes». A renglón seguido, le ha invitado a hacer una «oposición de Estado» en vez de «estorbar, estorbar y estorbar».
Y a partir de ahí, como siguiendo un guión esperado, ha sacado la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), pendiente según el Gobierno por culpa del PP, algo que Sánchez recuerda siempre que puede. Lo hacía con Casado y lo vuelve a hacer ahora con Feijóo.
‘Efecto Feijóo’
En su réplica, el jefe de la oposición ha comparado a Sánchez con un conductor que va en dirección contraria; nada menos que «en dirección opuesta a España», se ha mostrado molesto por el «estorbar» del presidente cuando él solo quiere «sumar y construir» y ha acabado con la única y colateral mención que ha habido en todo el debate a las elecciones andaluzas.
Porque si parece que el Gobierno puede estar preocupado por un «efecto Feijóo» en los comicios del sur, él mismo ha pedido a Sánchez que se olvide de ese efecto y se centre en otro efecto más pernicioso: el de la inflación.
Cumplido su tiempo y los preceptivos aplausos del grupo popular, Sánchez ha tomado la palabra para invocar supuestos incumplimientos de la Constitución por parte del PP, por el CGPJ o por la tardanza en quitar de la Carta Magna el término «disminuidos» referido a las personas discapacitadas.
También ha sacado a Vox en su papel de socio del PP en Castilla y León, y a Pablo Casado, porque al igual que él, Feijóo habla mal de España. Poco ambiente para recoger el guante de los pactos.
En suma, Pedro Sánchez sostiene que el Gobierno «trabaja sin descanso» para proteger a familias y empresas y defiende los derechos sociales mientras que el PP apuesta por el «retroceso social» con «la palabra y con los hechos».
Ha dado así cada uno satisfacción a los suyos, contentos por cómo se ha resuelto el encuentro, si bien Feijóo ha cometido un error en su estreno en el Senado al confundir la prima de riesgo, que ha situado en 250 puntos cuando está en poco más de 100 puntos, con los tipos de interés.
Se lo han reprochado en los pasillos de la cámara, hoy abarrotado de periodistas, la vicepresidenta segunda, Nadia Calviño, y la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, para quien el presidente del PP sigue buscando el desgaste recurriendo incluso a «mentiras».