El golpe de calor es una de las consecuencias más peligrosas de las altas temperaturas, se debe reaccionar con celeridad, sobre todo ante los grupos de población más vulnerables
El golpe de calor es la consecuencia más grave dentro de los efectos de las altas temperaturas en el organismo. Puede llegar a causar discapacidades permanentes e incluso la muerte. El año pasado, cuatro personas fallecieron en Canarias por esta causa.
Cuando se produce, la capacidad de ajuste de la temperatura corporal falla y esta se eleva de forma importante. Si esta llega a superar los 40 ºc puede producir una disfunción del sistema nervioso central. Se trata de una urgencia médica y actuar en la primera media hora es crucial reducir la temperatura corporal.
Grupos vulnerables
Es de especial importancia cuidar a los grupos que presentan mayor vulnerabilidad. Esos están compuestos por las personas mayores de 65 años y los menores de 15 años, con especial atención en los menores de 2 años. Las personas con obesidad, con alcoholismo, adicciones o patologías crónicas son otros de los grupos.
También son considerados colectivos vulnerables los trabajadores que realizan sus actividades al aire libre, en sitios mal ventilados o los que trabajan detrás de los fogones de una cocina.
Síntomas de un golpe de Calor
El golpe de calor se manifiesta con dolor de cabeza intenso. La piel toma un tono rojizo y se siente caliente y seca.
A menudo, otros síntomas pueden aparecer. Estos son la pérdida del conocimiento, náuseas, fatiga, vómitos, calambres musculares, diarrea o parada de la sudoración. En casos más severos, puede sumarse edema pulmonar, delirio, confusión, convulsiones y arritmias cardíacas.
Cómo actuar
Cuando se presente, la persona afectada o su entorno deben llamar al 112 o acudir directamente a un servicio de urgencias.
En cualquiera de los casos, la persona afectada deberá beber agua en pequeños sorbos. Es conveniente también retirar ropa y dar aire al afectado. Para bajar la temperatura, lo ideal es aplicar compresas de tela empapadas en agua fría por el cuerpo. Con especial incidencia en la cabeza, cuello, axilas e ingles.
Si la persona ha perdido el conocimiento, se deberá tumbar a la persona con las piernas flexionadas.