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19 abril 2024 1:28 pm

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Souleymane, el niño que escribió a la FIFA porque no puede jugar al fútbol

El pequeño, que llegó solo hace dos años en patera, exponía en una carta a la FIFA las dificultades que encuentra para conseguir la ficha que necesita para practicar su deporte favorito

Souleymane entrena duro cada semana en un club humilde de la isla, y no entiende por qué le niegan la ficha que necesita para jugar a pesar de las promesas de la FIFA de que iba a atender situaciones como la suya. «La única diferencia que veo entre ellos y yo es que soy negro y he nacido en África», expone.

El pequeño es de Mali, llegó hace dos años en patera a Canarias, solo, sin ningún pariente adulto. El nombre, ‘Souleymane’ no es real, porque su familia canaria de acogida prefiere mantenerlo en el anonimato, pero su carta sí lo es y la situación que padece la comparten decenas de niños africanos, todos ellos tutelados por el Gobierno canario como menores en desamparo.

Elena Cotarelo, su madre de acogida, no se resigna a que el niño se consuma de tristeza y menos aún a que prenda en él la semilla de la desconfianza hacia las instituciones. Está angustiada y no sabe a quién más acudir; por eso, ha decidido hacer pública la carta.

Souleymane, un niño de once años que quiere jugar al fútbol
Carta enviada por el pequeño a la FIFA

Una norma que nació para los clubes profesionales

Esta historia viene de lejos, de una reglamentación de la FIFA que, en origen, pretendía proteger a la infancia: se trataba, en suma, de cortar de raíz el ansia de muchos clubes profesionales, europeos en particular, por fichar barato promesas infantiles de América Latina, África o Asia en busca de un nuevo Messi, lo cual había derivado en un nada ético comercio de niños.

Esa norma nunca pensó en los clubes aficionados, que no buscan el negocio, sino solo en hacer cantera y servir de pegamento social en sus pueblos o barrios, pero impacta de lleno sobre ellos en comunidades autónomas con muchos niños inmigrantes como Canarias, Andalucía o Cataluña; y la realidad es que ninguno tiene capacidad para batallar contra las federaciones, así que todos se resignan.

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