El Tribunal también ratificó la condena a cinco años de prisión de un hombre acusado de trata de seres humanos
El Tribunal Supremo (TS) ratificó este jueves la condena de 12 años de prisión para una mujer y de cinco años para un hombre acusados de ser responsable de dos delitos de trata de seres humanos con fines de explotación sexual tras obligar a dos mujeres a ejercer la prostitución.

Según determinó el Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC), la mujer condenada quedó absuelta de falsificación de documentos públicos y otros tres hombres y una mujer inicialmente acusados, quedaron sin cargos.

Pagar una deuda
En su momento se probó que la acusada captó al menos a tres mujeres jóvenes de su país natal, Nigeria, entre los años 2009 y 2015, aprovechándose de su precaria situación económica en sus países de origen.
Tras llegar a España, la mujer reclamó a ambas que pagara una deuda que alcanzada los 35.000 euros ejerciendo la prostitución o de lo contrario aseguraban que causarían daño a sus familiares. Por otro lado, dos de ellas que actuaron como testigos protegidas, y manifestaron que fueron sometidas a unos juramentos o ritos de vudú y que fueron captadas a través de un intermediario en su país.
A una de ellas este hombre le proporcionó un billete de avión hasta Estambul desde donde partió dos meses después en una barca con más personas a Atenas permaneciendo allí un tiempo, luego recaló en Madrid con nueva documentación y de ahí llegó a Gran Canaria.
Llegada a Gran Canaria
En marzo de 2010, tras llegar a la isla, una de las víctimas se desplazó a Vecindario donde la procesada la recogió y llevó a su domicilio en San Bartolomé de Tirajana, en el que vivió con el marido, hermana y amante de la condenada.
Allí la obligaron a ejercer la prostitución y trabajar como limpiadora en unos apartamentos de uno de los procesados que, posteriormente, quedó absuelto a cambio de entregarles todo lo cobrado. La mujer recibía cada mes un sobre con 200 euros para abonar el alquiler de la habitación y otros 50 para comer, cantidades que la encausada aseguraba que apuntaba.
La otra testigo protegida la captaron cuando tenía 17 años, también en Nigeria, aprovechándose de su bajo nivel sociocultural e intelectual y de la pobreza en la que vivía por lo que le ofrecieron venir a España a ejercer la prostitución, según la sentencia.