Trabajo infantil: una amenaza en auge

La infancia sufre las consecuencias de trabajar en todo el mundo. Se calcula que 160 millones están siendo explotados y que otros tantos están en riesgo

Ningún derecho conquistado está a salvo para siempre. Alguno tan básico como el de proteger a la infancia se pone en cuestión en pleno 2025. La posibilidad de que los niños regresen al trabajo se ha puesto sobre la mesa este mismo año en Estados Unidos y 160 millones de niños y niñas no pueden disfrutar de su infancia en el mundo porque están ya en el mercado laboral. Este 12 de junio se recuerdan estas cifras para concienciar sobre las secuelas en la infancia y la necesidad de luchar contra los retrocesos en este sentido.

Hasib, de 12 años, trabaja en un taller de coches. La infancia sufre las consecuencias de trabajar en todo el mundo. Se calcula que 160 millones están siendo explotados y que otros tantos están en riesgo
Hasib, de 12 años, trabaja en un taller de coches. © UNICEF/UNI58432/Noorani

Situación del trabajo infantil en el mundo

El trabajo infantil hace referencia a todo aquel trabajo que es perjudicial para la salud, la vida y el bienestar de la infancia y que les impide ejercer otros derechos, como es el derecho a la educación.

Se estima que hay 160 millones de niñas y niños atrapados en el trabajo infantil en todo el mundo. Otros tantos millones están en riesgo de sufrir esta explotación. Los datos más recientes muestran una preocupante situación: los esfuerzos por erradicar esta problemática se han estancado, incluso aumentando los casos, lo que revierte la tendencia de reducción que se mantenía desde hace décadas.

Entre los trabajos en los que se explota laboralmente a niños y niñas están la explotación sexual, reclutamiento de niñas y niños por grupos armados, la minería, la industria textil, maquinaria pesada o sector primario. También se dan otras formas de explotación que es difícil de determinar debido a la opacidad de ciertos temas, como la explotación sexual o la mendicidad.

Según datos de Unicef, la explotación laboral infantil se produce a edades muy tempranas: la mitad tiene apenas entre 5 y 11 años.

El trabajo infantil no solo pone en peligro la salud y el bienestar de la infancia, sino que también les roba tiempo para jugar o ir a la escuela. Esto hipoteca el futuro de las próximas generaciones, que quedarán marcadas por una vida sin infancia, educación y socialización correctas.

Las causas

En muchos casos, las causas de que niños y niñas comiencen a trabajar tiene que ver con el entorno familiar. El que las familias no dispongan de recursos suficientes o donde el cabeza de familia sufra una enfermedad o esté ausente, conlleva circunstancias que pueden empujar a los niños y niñas al trabajo infantil.

La infancia que vive una guerra, una crisis o un desastre natural corre un mayor riesgo de explotación y abuso. Muchos son reclutados como soldados y otros migran solos, lo que los hace muy vulnerables. Especial riesgo corren las niñas y las adolescentes, ya que estas vulnerabilidades las pueden convertir en víctimas de redes de trata con fines de explotación sexual o para el trabajo doméstico. La infancia con discapacidad es más vulnerable a sufrir violencia, abandono y explotación.  

Esta no es una situación exclusiva de países en vías de desarrollo. Además de la pobreza en todas sus múltiples dimensiones (incluidas las carencias en el acceso a la salud, la educación, la vivienda o de ingresos de familias que viven en entornos muy vulnerables y estados muy frágiles), el que no haya trabajo en condiciones decentes para las personas adultas o la inseguridad alimentaria de los hogares son agravantes que concurren para forzar situaciones de trabajo infantil.

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Estados Unidos

Los países donde las cifras de trabajo infantil y la explotación infantil son más altos están en África subsahariana y, engeneral, en los de mayor pobreza. Sin embargo, fenómenos como la trata no conocen frontera. Cualquier excusa puede derrumbar el derecho a la infancia si no se está alerta más allá de la economía de un país. El último caso lo tenemos en Estados Unidos.

Las políticas migratorias restrictivas y las deportaciones del presidente Donald Trump están dejando al país sin mano de obra barata. Estados como el de Florida cuentan con un alto índice de personas trabajando sin contrato, en su gran mayoría inmigrantes. De ahí que la solución del gobernador para apuntalar las contrataciones de mano de obra a bajo coste sea que trabajen los niños.

La idea es que a partir de los 14 años puedan trabajar a cualquier hora y el tiempo que sea necesario. La norma permitirá que los adolescentes puedan trabajar en turno de noche entre semana, aunque por las mañanas deban ir al colegio o instituto, y tampoco tendrán un límite de horas.

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