Todavía hay un porcentaje de la población que rechaza vacunarse y que puede suponer un riesgo para la salud pública
El 6,5 % de la población española rechaza vacunarse contra la covid, según una encuesta efectuada por investigadores de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) a más de 4.300 personas durante la primavera de 2021, y que revela que la desinformación es la principal causa de la reticencia.
El estudio, que publica la revista PLOS ONE y han liderado los investigadores del eHealth Center de la UOC Francesc Saigí Rubió y Marina Bosque y el profesor de Ciencias de la Salud Hans Eguia, concluye que las campañas de información y concienciación son determinantes para lograr la comprensión social e incrementar la confianza en las vacunas.
El médico y profesor de los Estudios de Ciencias de la Salud de la UOC y director del Laboratorio de Mecanismos del Cáncer y el Envejecimiento de la Universidad de Leicester, Salvador Macip, que ha participado en el estudio, ha destacado que es importante que los grupos vulnerables se vacunen contra la gripe y la covid-19.
El estudio ha evaluado la reticencia a la vacuna contra la covid-19 en España durante la campaña de primavera-otoño de 2021, tanto en la población general como en los profesionales sanitarios.
«El objetivo de este trabajo ha sido hacer un retrato fiel de un momento concreto (la primera campaña de vacunación contra la covid-19) para analizar qué se podría mejorar en el futuro», ha detallado Macip.
Dudas y suspicacias
Según el estudio, la gravedad de la enfermedad, la velocidad con la que se pusieron a disposición de la sociedad las distintas vacunas y la desconfianza en los laboratorios farmacéuticos crearon un contexto «de dudas y suspicacias» sobre estos nuevos medicamentos y su aplicación de forma generalizada.
Las redes sociales se llenaron de bulos e informaciones falsas que generaron un ambiente de desconfianza sobre las vacunas y los nuevos métodos que se habían empleado en su fabricación, como la tecnología ARN mensajero.
Incluso se llegaron a elevar a norma general casos puntuales como los trombos, supuestamente causados por la inoculación de este innovador tratamiento.
Para hacer el estudio, durante la primavera de 2021, los expertos encuestaron a más de 4.300 personas a través de las redes sociales, 500 de las cuales eran profesionales sanitarios de distintas ramas.
En aquel momento, el 48,6 % de los encuestados estaban vacunados contra la covid-19, y el 6,5 % de la población general mostró su reticencia a vacunarse.
El estudio contrastó, sin embargo, que a medida que las personas tenían más edad, el porcentaje de vacunados se incrementaba y las reticencias disminuían.
El desconocimiento genera más reticencia
«Los más jóvenes o con menor formación eran los más reacios a vacunarse, probablemente porque eran el colectivo social que percibía menos riesgo a tener problemas derivados de la covid-19, con lo cual veían menos beneficios a la vacuna», según Macip.
El investigador ha afirmado que el nivel educativo y el hecho de tener conocimientos médicos «reducen las reticencias» ante estos tratamientos innovadores.
En el caso de los profesionales sanitarios, el porcentaje de vacunados contra la covid-19 se elevaba al 95 %.
«Los profesionales de la salud tenían más dudas sobre la eficacia y la seguridad de la vacuna, pero eran los menos reticentes a vacunarse, posiblemente porque entendían mejor las consecuencias de no vacunarse y estaban más familiarizados con el concepto general de vacuna», ha destacado Macip.
El estudio también evaluó la aceptación o el rechazo a la vacuna en función del laboratorio que la había fabricado y concluyó que la mayoría no tenía preferencia por una vacuna determinada, aunque los que se vacunaron con Pfizer manifestaron haberlo hecho con su «vacuna preferida».
Macip considera que en aquellos momentos de la pandemia «la aceptación de la vacunación contra el coronavirus no se vio afectada por los movimientos antivacunas ni por la desinformación de algunos medios».
Problema para la salud pública
A pesar de que, según Macip, estos datos no son especialmente negativos, todavía hay un porcentaje de la población contraria a las vacunas que puede generar un problema de salud pública.
«El desconocimiento es lo que genera más reticencias. Pero una buena información puede superar incluso la atracción que generan en las redes los antivacunas», ha subrayado el investigador.
De hecho, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el rechazo a las vacunas era un problema «frecuente» antes incluso de la pandemia, y es considerado una de las diez principales amenazas para la salud mundial.
Para evitarlo, los expertos recalcan que la información veraz, contrastada, transparente y ágil es el método más efectivo para concienciar a la población y minimizar el rechazo y las reticencias a este tipo de terapias.
«Las campañas informativas son esenciales. Cuanto más se sabe sobre un fármaco nuevo, menos miedo se le tiene», ha concluido Macip.