«Se tumbaba en la cama, se echaba hacia atrás sus órganos genitales y me decía que me pusiera encima y me moviera», relata una de las víctimas de abusos sexuales en el seno de la Iglesia católica
Se llama Pablo Jiménez y ha querido contarle al mundo los abusos que sufrió de niño por parte de la Iglesia católica.
«Se tumbaba boca arriba en la cama, se echaba hacia atrás sus órganos genitales, se le veía solamente el vello, cerraba las piernas y me insistía en que yo me pusiera encima. Y me decía: ¡Muévete!».
Así relata Pablo sus recuerdos de niñez. Para contextualizar, recuerda que son casos que se produjeron generalmente en los años 60-70. «Había mucha gente homosexual. Entonces, estaba mal visto que la gente no se casara. La Iglesia católica fue un refugio, un nido de homosexuales. Pero por mucho que vistieran sotana, sus deseos sexuales no cesaban. Y por eso abusaban de los más débiles, los niños«, afirma.
Narra cómo el sacerdote, Don Raúl, sacó la mano por detrás, «y agresivamente me acercó a él y me dio un beso, un beso con babas. A mí todo me ha sabido a babas desde entonces, y la señora que estaba detrás de mí, que lo vio todo, dijo: «¡Pero si es un niño!».
Dice que desde entonces no soporta que nadie, «absolutamente nadie, camine conmigo cogiéndome de la mano». Llegado el momento contó los abusos que sufría por parte del sacerdote. «Y Tiago me dijo: «Pablo, lo sabíamos todos en clase. Después de ti hubo otros, lo hacía con mucha gente, pero nunca nosotros decíamos nada de nada. Era como si hubiera un pacto de silencio para no molestar a la persona abusada».
Pablo asevera que quien lo sabe y no dice nada de un delito es encubridor. «Dentro de la Iglesia Católica, de la alta jerarquía, hay muchos encubridores de estos delitos de abusos sexuales», subraya.
