El Salto del Pastor está de celebración, los colectivos o jurrias que han promovido esta actividad ancestral cumplen 30 años.
Comenzó como una actividad ganadera y hoy forma parte de los juegos tradicionales canarios. El Salto del Pastor está de aniversario, un cumpleaños del que se hacen eco los colectivos que se han dedicado a promover su legado.
El colectivo Aguere nació en 1994, desde entonces, su vinculación esta «lanza» o «garrote» ha permanecido inalterable. En este aniversario recorren la reserva de Anaga golpeteando cada uno de sus riscos. En Madeira, Tenerife o La Palma se llama «lanza». En Gran Canaria, «garrote»; en La Gomera, «astia», en el Hierro, «asta» o «palo», y en Fuerteventura, al igual que en Lanzarote, «lata».
Los jurrias de Aguere desarrollan durante estos días diferentes conferencias, que versan sobre la cosmovisión guanche o estudios genéticos de los primeros pobladores de las islas.
Rescate del pasado aborigen
Las jurrias se deslizan por los escarpados terrenos, brincando de barranco en barranco. Rescatan del pasado una práctica centenaria, deslizando su cuerpo por estas lanzas de madera cuyas dimensiones alcanzan hasta los 3 metros de altura. Una hazaña que reviven cada vez que se van de excursión por los rincones más abruptos de las islas.
Una herramienta de desplazamiento y de control de las cabezas de ganado, indispensable para los pastores, ayudándolos a moverse por la orografía canaria. Los ganaderos mantuvieron el Salto del Pastor hasta nuestros días. Hoy son los jurrias los que preservan este juego tradicional.
Los cronistas comentan que desde Canarias se exportó a Madeira, en el siglo XVI, los esclavos guanches llevados por los castellanos llevaron el Salto del Pastor a este archipiélago. Con el paso del tiempo, esta actividad quedó relegada al pastoreo.