El envejecimiento de la población es un factor clave en la posible duplicación de pacientes con Alzheimer dentro de unos años
La estimación de pacientes con Alzheimer en Canarias se sitúa entre las 24.000 y 30.000 personas, según indica la comunidad científica este miércoles, 21 de septiembre, considerado Día Mundial del Alzheimer. Al mismo tiempo, avisan que esta cifra se podría duplicar dentro de 25 años. «Si pusieramos la mirada en el ámbito global, se diagnostica un caso de Alzheimer cada 3 segundos», indican.
En esta vía, el envejecimiento de la población es un factor clave que, además, arroja un dato que expone que la incidencia entre los mayores de 80 años es del 20%, es decir, una de cada cinco personas.
«Factores como el envejecimiento de la población o la mayor prevalencia a factores de riesgo, como la hipertensión arterial o la diabetes, hacen que el Alzheimer sea un problema ahora y en el futuro. Por ello, debemos estar preparados», explica Ayoze González, jefe de Neurología del Hospital Dr. Negrín, en Gran Canaria.
Así, gracias a la ciencia se ha conseguido afinar el diagnóstico con técnicas como la punción lumbar. Ahora, las investigaciones se centran en detectar los marcadores en un análisis de sangre, pero sobre todo en conseguir un tratamiento.
«Esperamos a finales de 2022 y principios de 2023 resultados de otro ensayo con un fármaco que intenta limpiar de amiloide el cerebro de un paciente con Alzheimer. Somos realmente optimistas», añade González.
Además, indican que hasta un 40% de los casos se puede ralentizar o prevenir practicando deporte moderado, así como actuando sobre la pérdida de audición, visión y depresión, y evitando el aislamiento social.
Juan, paciente con Alzheimer
De las personas que padecen Alzheimer en Canarias, Juan Pérez, natural de Gran Canaria, es una de ellas. Tal y como cuenta, cada mañana entra por la puerta de la Asociación de Familiares y Cuidadores de Enfermos de Alzheimer y otras demencias de Tenerife (AFATE). El objetivo es tener rutinas y mejorar, a sus 69 años, esta enfermedad que le diagnosticaron hace tres.
«Un día empecé a notar que ya no recordaba algunas cosas», explica Juan. «Tenía estructurado lo que iba a hacer el día siguiente en clase, como profesor, y lo repasaba antes, por lo cual únicamente lo notaba yo».
No obstante, su familia también lo notaba. «Sabía como era yo, y ya veían que algo no estaba funcionando bien. Ellos tomaron la decisión de llevarme al neurólogo», añade Juan.
Tiempo después, se jubiló ya que «sus condiciones de salud eran bastante deficientes, estaba desorientado», según explica.
Por su parte, Jesús Castro, psicólogo de AFATE, explica que lo esencial en estos casos es «una rutina activa, que reciban terapia en centros especializados para estimular sus áreas mentales. Además, podemos darles los medicamentos que ayuden a luchar químicamente o fisiológicamente contra la enfermedad».
Las familias, pilar fundamental para los pacientes
Frente a los pacientes con Alzheimer, las familias son el pilar fundamental para los cuidados de estas. En su gran mayoría, tienen rostro de mujer. Es el caso de la madre de Ester García, cuidadora de personas con esta enfermedad, a quien la diagnosticaron hace 8 años.
«A raíz del fallecimiento de mi padre se le vino el mundo abajo. No supo orientarse, su mundo y su vida era él», explica García, ya que su madre cuidó durante 25 años de su padre. «Que controles a un enfermo tan bien, y de repente te quedes sin memoria para cuidarte a ti misma, es algo muy duro».
Es en este tipo de casos donde radica la importancia de cuidar también a los cuidadores de pacientes con Alzheimer. «A veces hay cuidadores que terminan antes que una persona con una demencia, debido al estrés tan grande que supone el cuidado», explica la geriatra en el Hospital Dr. Molina Orosa, Elisa Corujo.
Así, hablan de una dedicación plena hacia sus familiares que les absorbe todo su tiempo. «Hemos trabajado mucho con la enfermedad. Sin embargo, el día a día nos vence, nos agota mentalmente», añade García.
La Ley de Dependencia o los centros de día suponen una gran ayuda, pero «necesitan más ayuda, más recursos y más asistencia», denuncia García. «Todas las manos y todos los ojos son pocos».
Por su parte, Corujo concluye con que «las distintas políticas sociosanitarias son las que tienen que poner la mirada en la atención para un cuidado digno».