Varios signos indican que los aportes de magma podrían estar agotándose, pero el Pevolca invita a ser cautos ante esta posibilidad
Los científicos que siguen de cerca la evolución de la erupción volcánica en La Palma aprecian signos de agotamiento de los aportes de magma a mayor profundidad y que la lava que está saliendo en estos momentos tiene un origen más superficial.
La portavoz del comité científico del Plan de Emergencia Volcánica de Canarias (Pevolca), Carmen López, ha explicado que todos los datos observables (composición química del penacho, sismicidad y deformación del terreno) apuntan a que el sistema de realimentación «está aflojando» y los reservorios «se van haciendo menores».
Ha abundado en que «concuerdan todos los observables con que la parte más profunda» de ese sistema que alimenta al volcán «está siendo menos activa y tiene menos capacidad de nutrir de magma, de alimentar la erupción por más tiempo».
Uno de esos indicios es la tendencia descendente en la relación carbono/azufre del penacho, cuya última medición arroja una tasa de dióxido de azufre (SO2) de entre 16.600 y 23.100 toneladas diarias.
Los otros son una sismicidad y una señal de tremor volcánico «bajos», así como una tendencia descendente en cuanto a la deformación del terreno.
El Pevolca advierte de que hay que «ser cautos» ante estos signos
Pese a todo, Carmen López ha señalado que «hay que esperar un tiempo» a que estos parámetros de estabilidad se conviertan en tendencia y hagan prever que el final de la erupción está más cerca.
Ha recordado que hace escasos días se registró una deformación de suelo cerca de los focos eruptivos, así como seísmos intensos que invitan a «ser cautos».
Al respecto, Francisco Prieto, de la dirección técnica del Pevolca, ha coincidido en que aunque parámetros como la deformación y la emisión de gases pueden registrar algunos picos diarios, en general todos los componentes son descendentes lo que lleva a sospechar un cambio de tendencia en el proceso eruptivo.
Hoy los alisios continúan soplando de manera intensa durante el día, lo que favorecerá el desvío al oeste del penacho de cenizas y gases, que tiene una altura de unos 2.500 metros en disposición suroeste, un escenario favorable para la operatividad aeronáutica.
La calidad del aire es extremadamente desfavorable en cinco municipios por la concentración de partículas inferiores a 10 micras, lo que refleja la incidencia de la dinámica eruptiva y los vientos, y además en una de estas localidades, Puntagorda, se han superado los umbrales horarios de dióxido de azufre.
La sismicidad se mantiene en valores relativamente bajos respecto a semanas anteriores, y el de magnitud máxima que se registró ayer alcanzó un valor de 4,6, con una intensidad de IV, y se localizó a 37 kilómetros.
La mayor parte del flujo de lava llega a la primera colada
En cuanto a las coladas, casi todo el flujo de lava está llegando a primera, la que llegó al mar y formó la fajana, y también está recibiendo algún aporte la número 5, de la que aún no hay indicios de cómo evolucionará.
Las que más preocupan son la 8, que se mantiene sin evolución desde el 21 de octubre y es la que afecta a la zona de La Laguna, y la 11, que es la que podría cerrar el acceso a Puerto Naos y obligaría a reajustar las entradas y salidas a la localidad.
Ello ha hecho que varíe poco la superficie afectada por la lava, que es 984,85 hectáreas, y se mantenga en 3.100 metros la anchura de las coladas, y en principio no se prevén más avances en esta jornada.
Las construcciones destruidas o dañadas, según los datos facilitados por el Catastro, se estiman en 1.452 edificaciones, de las cuales 1.177 son de uso residencial, 147 agrícola, 67 industrial, 33 de ocio y hostelería, 13 de uso público y 15 de otros usos
Mientras, 467 personas están alojadas en hoteles de Fuencaliente y Los Llanos de Aridane, y 43 personas dependientes continúan en centros del Cabildo de La Palma.