El Mundial de Qatar 2022 acaba con Argentina en lo más alto por tercera vez en su historia y deja a una selección francesa, que ha luchado hasta el final, desolada. La final se ha decidido en los penaltis después de que Francia remontara un inicial 2-0 para los de Scaloni
La selección de Argentina logró su tercer título mundial en la Copa del Mundo de Qatar 2022 al imponerse a Francia en la tanda de penaltis (4-2) tras acabar la prórroga con empate a tres y devolvió a Sudamérica el cetro universal, que no ostentaba desde que Brasil se impuso a Alemania en el partido decisivo de Corea del Sur/Japón 2002.
Entre la ebullición tremenda de dos futbolistas únicos, extraordinarios, en una final de la Copa del Mundo trepidante, que sintió ganada dos veces Argentina, empatada por la fuerza increíble de Kyllian Mbappe y decidida en la tanda de los penaltis, Messi por fin ganó su Mundial. Traspasó aún más la eternidad, culminó una carrera sublime y devolvió a Argentina a la cima del fútbol por tercera ocasión en su historia, 36 años después de Maradona en México 1986, con una victoria agónica.
En su quinta y última tentativa, dentro del relato incluyó el momento más único e icónico de todos, tan deseado desde Alemania 2006, tan ajeno en Sudáfrica 2010 y Rusia 2018, tan frustrante en la final de Brasil 2014 al lado de Di María, decisivo también, con un penalti y un gol, en Qatar 2022. Su Mundial. No le falta nada.
Ni siquiera había nacido cuando la Albiceleste conquistó su última Copa del Mundo, al ritmo de Maradona, que parecía inigualable hasta que apareció Messi. Ha liderado a un equipo que lo complementó como nunca y trasladó al césped la destreza técnica de Scaloni, un magnífico seleccionador, a la altura este domingo de Menotti y Bilardo.
Dos primeros goles de Francia que igualaron el marcador de la final de Qatar 2022
Ni siquiera Francia, la vigente campeona, ni Mbappe, el delantero más deslumbrante del planeta, ni Griezmann, un futbolista total. No ha podido imponerse a Argentina, resurgida de los dos goles en un minuto que logró el conjunto galo, entre el 80 y el 81, también del 3-3 en la prórroga, para dominar de nuevo el mundo con la pelota, para ganar la copa dorada.
Mbappe lanzó el primero. Gol. Messi transformó el segundo. El tercero de Coman lo paró ‘Dibu’ Martínez. El cuarto lo marcó Dybala. El quinto lo mandó fuera Tchouameni. El sexto lo anotó Paredes, el séptimo Kolo Muani y el octavo, el definitivo, Montiel para confirmar a Argentina como la campeona del Mundo.
Mereció ganar antes Argentina, que dinamitó desde el inicio el desafío. No hay apenas nada al azar en la pizarra de Scaloni. Huye de frases hechas, lo analiza todo, exhaustivo, lo comprime en una idea y lo expone sobre el terreno con unos futbolistas que lo ejecutaron con una determinación absoluta. Todo el primer tiempo. Hasta casi el final.
Cuando en el minuto 21 Dembele cometió una torpeza tan visible que no le quedó otra al árbitro que pitar penalti por el derribo dentro del área de Di María, más discutido por la fuerza que por el contacto en sí mismo, que Messi transformó, con un lanzamiento con el que no dio ninguna opción a Hugo Lloris, la Albiceleste imponía ya su propio encuentro de manera irrebatible en todo el campo.
Con tan solo ocho minutos en los últimos tres choques, impedido por una sobrecarga, Di María regresó directo al once. Una tormenta para Dembele y Koundé, destrozados por el extremo, sobrepasados por el escenario, desbordados cada vez que Messi abría a la izquierda. El plan «claro» y «decidido» de Scaloni. El desastre de Francia.
Contragolpe de Argentina
Por ahí fue el penalti y definió el 2-0 en el minuto 35. Todo de ‘El Fideo’, que remachó el trepidante y fantástico contragolpe que provocó un despeje a la nada de Upamecano y la actividad vertiginosa de Argentina, que en seis toques rebasó todas las expectativas en 35 minutos, con un gol que no solo realzó la rotundidad de Di María, sino de todo un bloque, desde el primero al último, desde De Paul y Messi hasta Mac Allister, origen y asistente.
La desfiguración más expresiva de Francia. Arrollada por los lados, desactivada por el medio, inferior nombre por nombre (magnífica la primera hora de De Paul), sitio por sitio, sin una sola noticia de su hombre crucial, Antoine Griezmann, desaparecido entre la estructura compacta de Argentina, sin visión ni opción más allá de una cantidad de camisetas celestes y blancas que lo redujeron a la nada.
El fracaso general de los ‘bleus’ parecía entonces irremediable. Tanto demérito, tanta concesión, en una final, fue un peso insoportable para Francia. El amago de rebelión que sugirió en algunos momentos fue nada más que eso, una sucesión de pases, algún regate, por fin alguna internada por la banda.
Renacimiento de Griezmann
Porque la peor Francia de este Mundial tiene a uno de los mejores futbolistas del planeta, capaz de destrozar incluso todas las leyes de la lógica. Ya con casi hora y media de juego, entre el primer tiempo, los siete minutos añadidos antes del descanso y casi 40 de la segunda parte, hasta que Griezmann en la desesperación de Deschamps, renació de repente.
Había persistido en la irrelevancia más absoluta, hasta que otro penalti tan discutido como el primero ofreció a Francia una oportunidad que ni siquiera intuía, por una acción de Otamendi sobre Kolo Mouani que transformó Mbappe en su primer tiro a portería. Era el minuto 80. En el 81, el segundo, también fue gol: una volea desde la esquina del área que sobrepasó a Argentina y a ‘Dibu’ Martínez. Imparable. De pronto. Una revolución.
Respuesta inmediata
Y la prórroga, porque Lloris voló en el último suspiro para repeler el último intento de Messi, porque nadie pudo oponerse a la resurrección repentina de su oponente, porque el fútbol es tan imprevisible que ni 80 minutos de una evidente superioridad son suficientes para sentirse campeón del mundo.
Ni siquiera con el 3-2. Ni con Messi, que remachó el gol en el minuto 109. Porque en el otro lado hubo respuesta inmediata, a través de un penalti promovido por Kolo Muani, como el primero, por mano de Montiel y transformado por Mbappe.
Tercer campeonato del mundo para Argentina
La Albiceleste completó el trío de títulos después de los conseguidos como local en 1978 ante Países Bajos (3-1) y en México 1986 ante Alemania Federal (3-2).
Brasil encabeza la nómina de campeones con cinco coronas, una más que Alemania e Italia. Argentina se sitúa cuarta en solitario, con una más que Francia y Uruguay. Cierran la relación, con una, Inglaterra y España.
Asia ha vuelto a ser un continente propicio para Sudamérica. Dos de dos. En el primero, Brasil se coronó al imponerse en Yokohama (Japón) a Alemania por 2-0 gracias a un doblete de Ronaldo Nazario.
Desde entonces, el Viejo Continente había dominado el torneo. Italia, en Alemania 2006, España, en Sudáfrica 2010, la ‘Mannschaft’, en Brasil 2014, y Francia, en Rusia 2018, se habían proclamado campeones hasta que en Qatar 2022 Argentina ha cortado la racha.
En total, Europa domina el palmarés de la Copa del Mundo con doce títulos, por los diez de Sudamérica gracias a los cinco de Brasil y los tres de Argentina y los dos de Uruguay.