El Auditorio Alfredo Kraus, edificio emblemático y cultural en la playa de Las Canteras, en Las Palmas de Gran Canaria, celebra este lunes su 25º aniversario
El Auditorio Alfredo Kraus se ha convertido en todo un referente visual de Las Palmas de Gran Canaria. 25 años después de su construcción resulta inconcebible imaginarse la playa de Las Canteras sin su presencia.
La falta de un gran recinto para uso cultural era un problema en la ciudad en los años 90. Se miró hacia el mar, pero encajar el proyecto no era fácil. «En principio el emplazamiento era en La Puntilla, al otro lado de Las Canteras«, informa Óscar Tusquets, arquitecto autor del Auditorio. «Esto fue tan adelante que las obras comenzaron, pero una respuesta ciudadana, un cambio de alcalde, y problemas de este tipo hicieron que este proyecto se parase».
La idea siguió viva y tiempo después encontró acomodo al otro lado de la playa, junto a Guanarteme. «Desde el principio imaginé el edificio entre una fortaleza y un faro, que protegiera la playa de Las Canteras», añade Tusquets.
Así, se construyó una edificación de 17.000 metros cuadrados y 25 estancias que, tras superar los problemas acústicos, se muestra como algo colosal.
El mayor tenor canario pone nombre al edificio
Con 4 años iniciales de trabajo y sucesivas ampliaciones, forma parte de la imaginería grancanaria, calificada por su autor como «una de las obras de su vida con las que se siente más satisfecho». Lleva el nombre del mayor tenor canario de todos los tiempos, un artista universal que se llevó su reconocimiento antes de partir hace 25 años.
«Nos parece espectacular», alaba Patricia Kraus, hija del tenor. «Mi padre estaría encantandísimo, al igual que lo estuvo en su día».
Todo un acontecimiento para Canarias y para aquellas personas que han unido su vida al edificio, como es el caso de Verónica Santana, administrativa del Auditorio que vendía entradas en 1997. «La gente que venía a comprar sus entradas comentaba que qué sitio tan bonito, que por fin había un sitio que le diese nombre a la ciudad. Para nosotros trabajar aquí era un regalo».
Por su parte, Roberto Alberiche, subdirector comercial que llegó al Auditorio en 1998, señala que «un edificio como este, tan emblemático, era una aventura».
25 años después que, con cientos de citas de artistas y festivales, el cronista Nacho González y su cámara han sido grandes espectadores de ello. «He podido haber hecho 2.500 conciertos perfectamente, y millones de fotos», señala.
Seguidamente, Tillman Kuttenkeuler, director general de la Fundación Auditorio Teatro, indica que lo que se busca es «tener una programación que llegue a todos los públicos, y de cara al tipo de música buscamos lo mejor».
Con todo, hablamos de un balance satisfactorio para este imponente faro y castillo, petreo vigía al borde de la ciudad.