La sequía continúa en Canarias a medida que se suceden los episodios de calor y afecta a la cantidad de agua recogida en las presas y, por tanto, a la agricultura. En La Palma se trabaja para recuperar la tierra de cultivo arrasada por el volcán
Esta semana tendrá lugar un nuevo episodio de calor que se suma a la sequía que atraviesa Canarias los últimos meses. Una situación que deja las presas de las islas con muy poca capacidad.
Es el caso de las de Gran Canaria, que se encuentran, de media, al 20% de su capacidad. En concreto, la de Ayagaures, está al 13% y la presa de la Gambuesa, está al 62%.
Estas circunstancias afectan en gran medida a los agricultores canarios. Pedro Pablo es agricultor en la zona de Tunte, Fataga y Lomo Los Azules. Allí tiene 16 hectáreas en las que produce, principalmente, tunos, papas y calabazas. Sin embargo, teme por el futuro ante la falta de lluvias y los bajos niveles de las presas.
Actualmente, riega gracias al agua reciclada que produce el Consejo Insular de Aguas. Aun así, cree que la desertificación del terreno y el escaso valor que se le otorga a la agricultura está mermando a la profesión.
Se adelanta la vendimia
Por otro lado, el sector de la vendimia vive, nuevamente, cómo el aumento de las temperaturas adelanta los procesos para mantener el equilibrio. Estas circunstancias se repiten desde hace algunos años y obliga al sector a adaptarse y buscar nuevas formas de producción.
Este año en el norte de Tenerife se han llegado a batir récords y se ha iniciado en el mes de julio. A nivel nacional, se prevé una reducción de hasta un 12% en la producción de vino, aunque en el Archipiélago, se espera una cosecha media para 2023.
Por otro lado, en la isla de La Palma, a estas altas temperaturas y a la sequía se suman los efectos del volcán. Muchas fincas perdieron casi el 100% de sus cultivos en terrenos de los que se está retirando la lava. Al mismo tiempo, se han sembrado las primeras plataneras para comprobar si la tierra es apta, pero los resultados no son buenos.
No obstante, los especialistas han puesto en marcha una solución para volver a hacer las fincas cultivables, aunque habrá que esperar a 2025 para ver la primera producción.
Por otro lado, la evolución es mejor en los cultivos afectados por la caída de ceniza. Los que no retiraron este material han logrado salvar su producción. Incluso, la capacidad de la ceniza para mantener la humedad está permitiendo ahorrar el riego a los agricultores.