La mascarilla nos ha acompañados durante este periodo de pandemia donde se ha convertido en el escudo visible contra la pandemia
La mascarilla irrumpió en nuestras vidas desde el confinamiento, en el mes de marzo de 2020, aunque el desabastecimiento de este objeto para combatir la pandemia hizo que miles de personas se dedicaron a confeccionarlas para el personal denominado “esencial”.
Las mascarillas se convirtieron en escudo visible contra la COVID-19. Su uso pasó de «altamente recomendables» en la vía pública y necesarias cuando no se pudiera guardar dos metros de distancia, a ser obligatorias el 21 de mayo en «la vía pública, en espacios al aire libre y en cualquier espacio cerrado de uso público o abierto al público, siempre que no sea posible mantener una distancia de seguridad interpersonal de al menos dos metros», rezaba el BOE.
Desde el pasado verano hasta las fiestas navideñas, el uso de la mascarilla se eliminó en exteriores, un hecho que se hizo definitivo el pasado 9 de febrero.
Ahora, el Consejo de Ministros ha aprobado el fin de su uso en la mayoría de espacios interiores, salvo excepciones. A partir del miércoles, tampoco habrá que llevarla en la mayoría de interiores;, solo habrá que ponérsela en el ámbito sanitario, sociosanitario y en el transporte. Por otra Parte, en los trabajos serán los responsables de riesgos laborales los que decidan sobre su uso.
Los alumnos ya no tendrán que utilizarla en el ámbito escolar, aunque sí se recomienda a los profesores con factores de vulnerabilidad que se la pongan, al igual que otras personas con estas mismas condiciones en las que no puedan mantener 1,5 metros de distancia interpersonal.