El papa Francisco recibió este jueves una misiva del presidente de Canarias Fernando Clavijo dándoles las gracias por venir al archipiélago
El papa Francisco recibió este jueves, durante el vuelo de su viaje a Luxemburgo y Bélgica, una carta del presidente de Canarias, Fernando Clavijo. En el texto, el mandatario canario le agradeció su interés por ir a las islas para poner el foco sobre el drama migratorio. Además el pontífice recibió algunas misivas de los migrantes que llegaron en el pasado al archipiélago.
Francisco recibió la carta de manos del portavoz vaticano, Matteo Bruni, después de que se la entregase una periodista española. En esta ocasión el pontífice no puso saludar uno a uno a los representantes de los medios de comunicación por sus problemas de movilidad.
Junto a la carta, se le entregó al pontífice una bolsa de tela senegalesa realizada por los jóvenes de la Fundación canaria Buen Samaritano. Una iniciativa de la parroquia de Santa María de Añaza (Santa Cruz de Tenerife), en cuyo interior había notas de inmigrantes que narran su llegada en patera a Canarias.
«Pienso un poco en esto, en ir a Canarias porque allí está la situación con los migrantes que llegan del mar y querría estar cerca de los gobernantes y el pueblo de Canarias», dijo el papa en la rueda de prensa de regreso de su gira por Asia y Oceanía el pasado 13 de septiembre.
Aunque el papa ha mostrado interés, por el momento no parece haberse fraguado la visita.
Michel y Ousane escriben al papa
Entre las misivas que recibió este jueves el papa está la de Michel. Este niño menor de edad llegó a Canarias desde Senegal y es el pequeño de tres hermanos. Su viaje duró siete días y lo que más recuerda es que no tenía ropa porque los traficantes dejaron su mochila en tierra. Se le mojó la ropa y no pudo cambiarse y cuando llegó apenas podía caminar.
También está la de Ousmane, de Senegal, que le escribe al papa una poesía en la que le cuenta que durante su viaje en patera «el frío les retorcía los dedos y el hambre en el estómago se sentía como el alambre, mientras la humedad y la sal del mar agrietaba su piel y las pestañas se convertían en cristales de sal”. Otros inmigrantes invitan al papa a Canarias para enseñarle el muelle donde llegaron tras su odisea.