El catedrático José Antonio Lorente insiste en no generar más alarma social por unos pinchazos en los que no se han detectado restos de sustancias tóxicas de ningún tipo
Insiste en que los pinchazos, aunque no supongan inoculación de ninguna sustancia, suponen un delito y pueden causar lesiones físicas y psíquicas a la víctima
El catedrático de Medicina Legal de la Universidad de Granada José Antonio Lorente, portavoz de la Junta para los supuestos casos en estudio de sumisión química intramuscular, ve «innecesario» persistir en la alarma social generada por estos pinchazos.
Argumenta que no se han detectado hasta ahora restos de sustancias tóxicas por medio de estos pinchazos ni se han incrementado las denuncias por delitos contra la libertad sexual asociados a estas prácticas.
Lorente mantiene que aunque los pinchazos no inoculen a la víctima ningún tipo de sustancia, igualmente suponen un delito y podrían causar lesiones físicas y psíquicas a la víctima.
Una «broma criminal y macabra»
No obstante, ha admitido que, aunque en un porcentaje bajo, sí es cierto que se están produciendo pinchazos. Especialmente a mujeres en contextos de ocio como discotecas, salas de fiesta, ferias o conciertos.
Esta práctica, que el catedrático considera una «broma criminal y macabra» –pese a que no suponga la inoculación de sustancia alguna-, ha generado cierta alarma social que ha podido servir para que las potenciales víctimas aumenten su nivel de alerta.
«Vivimos en un país libre donde la gente puede hacer lo que quiera, pero nunca debemos bajar la guardia. Con esto, nos hemos dado cuenta de que la gente puede ser agredida o lesionada», añade.
Más seguridad en locales de ocio nocturno
También ha considerado igualmente positivo que, con atención a los casos denunciados, muchas empresas y entidades relacionadas con el ocio nocturno, salas de fiesta, ferias o conciertos hayan incrementado la seguridad de sus actividades.
«A partir de ahí, seguir insistiendo sobre esto como si fuera una ola que está creciendo generaría un pánico innecesario porque los datos dicen que hubo un pico, pero ya se ha estabilizado».
En cualquier caso, Lorente ha aclarado que no debe olvidarse que la práctica de estos pinchazos constituye en sí misma un delito, con las correspondientes consecuencias penales. Y es que, incluso sin la inoculación de sustancias tóxicas, estos pinchazos puede causar lesiones físicas y también psíquicas en las víctimas.
Ese «simple pinchazo» representa, por tanto, una lesión que supone atentar o violentar la salud física o psíquica de una persona. Además de la generación de hematomas, hemorragias o la improbable infección de enfermedades, se pueden generar trastornos psíquicos posteriores.
Poner el foco en las sustancias que modifican la voluntad de la víctima
Igualmente, ha recordado que el verdadero peligro en el contexto de una fiesta, que es añadir sustancias líquidas a una bebida para intentar modificar la voluntad de alguien y agredirlo, sigue estando presente y es mucho más frecuente que los pinchazos.
Lorente ha recalcado la necesidad de denunciar cualquier posible caso de agresión y ha pedido que las víctimas acudan de forma inmediata a un centro sanitario.
Una vez que la víctima acude hasta un centro hospitalario, recibe asistencia sanitaria y se valora su estado físico y psíquico para evaluar si hay síntomas de intoxicación. Se realizan análisis de orina o sangre, se suele elaborar un parte de lesiones que se envía al juzgado de guardia para que se inicie, si procede, la investigación judicial o policial.
Asimismo, la Junta de Andalucía trabaja en la elaboración de un protocolo de actuación para los posibles casos de sumisión química. Las consejerías de Presidencia, Salud, Igualdad y Justicia están definiendo las líneas de acción del nuevo documento, que prevé entrar en vigor en los próximos días.