Desde fiestas privadas hasta los macroeventos actuales, así evolucionó el carnaval
Aunque el Carnaval puede tener en estos días un presupuesto que ronda los cinco millones de euros, no siempre fue una fiesta de esta envergadura. Pedro Mengíbar, cronista del carnaval santa Cruz de Tenerife, ha compartido sus conocimientos sobre esta festividad para que conozcamos su crónica, y la evolución que ha sufrido a lo largo de los años.
Para comenzar con esta crónica sobre el carnaval de Santa Cruz de Tenerife, debemos tener claro algo. Los historiadores no se ponen de acuerdo respecto a su origen exacto. Lo que sí se sabe es que estas fiestas pasaron de tener un carácter más íntimo y familiar a las macrofiestas de la actualidad, con sus actos y bailes multitudinarios que lo han convertido en un reclamo turístico con carácter internacional.
Las fiestas se originaron con la llegada de los castellanos. En esa época eran bailes de disfraces, en sociedades y casas de familias pudientes. Sitios donde se intentaba siempre colar el pueblo, mediante lo que se denominó ‘asaltos’, para poder asegurarse alimento.
Las primeras prohibiciones
En 1852 que las instituciones se fijaron en las fiestas, pero no para regularla, sino para hacer algunas prohibiciones como los huevos de talco, que terminaron prohibidos y sustituidos por el confeti.
Durante los años de dictadura fue conocida como «Fiestas de Invierno», una estratagema con la que consiguieron sortear la prohibición de celebrar carnavales durante esa época.
Con los años 60 llegaron los primeros concursos y carteles. Hasta la época dorada, en el final de los setenta y comienzos de los años 80, cuando recuperó su nombre de carnaval. Ahí comenzaron también las grandes galas como las que ahora disfrutamos.