El montaje de las bailarinas Celeste Ayus y Acerina Toledo indaga el día 14 de marzo en los estereotipos de género utilizando la figura de la gallina como símbolo
El Museo Cueva Pintada de Gáldar (Gran Canaria) trae este viernes ‘Plumáticas’, un espectáculo de danza contemporánea. Se trata de un montaje-taller de movimiento y creación que invita a la reflexión sobre la mujer y su relación con los estereotipos de género a través de la figura de la gallina.

De esta forma, la Cueva Pintada se suma al programa ‘Marzo-Mujer’ impulsado por la Consejería de Cultura del Cabildo de Gran Canaria.
‘Plumáticas’, protagonizado por las bailarinas Celeste Ayus y Acerina H. Toledo, es una audaz experiencia que nos invita a mirar, sentir y reflexionar sobre la construcción de género y el poder del movimiento como lenguaje de resistencia y expresión.
Montaje-taller
A las 17:00 h comienza el taller de movimiento y creación. Será una sesión de 75 minutos donde las participantes experimentarán con el lenguaje del cuerpo y descubrirán nuevas formas de expresión. Con una metodología basada en la improvisación y la exploración personal.
Tras esto, se representará la pieza de danza ‘Plumáticas’. El espectáculo, de aproximadamente 45 minutos de duración, plantea, a continuación, una charla con sus creadoras en la que el público podrá compartir sus impresiones y reflexionar sobre los conceptos abordados en la pieza.

‘Plumáticas’ no deja indiferente a nadie
Desde tiempos remotos, la relación entre la mujer y la gallina ha sido objeto de innumerables expresiones populares, refranes y dichos que han contribuido a la construcción de estereotipos de género. Esta obra se adentra en esta conexión desde una perspectiva más profunda, examinando las similitudes en la asignación de roles, las actitudes esperadas y la manera en que ambas han sido percibidas dentro del imaginario colectivo.

En ella, dos cuerpos femeninos exploran formas primitivas de expresión y movimiento que nos remiten a los inicios de la civilización. Mediante una fusión de danza contemporánea y teatro físico, las bailarinas juegan con luces y sombras para evocar el instinto, la repetición y la domesticación.
Esta obra genera un impacto significativo en el público, provocando un cuestionamiento sobre la naturalización de ciertos comportamientos.