Supone un elevado sobrecoste en comparación con los sistemas continentales, y fragilidad ante a la volatilidad de los precios de los combustibles
La Macaronesia, integrada por los archipiélagos de Madeira, Azores, Cabo Verde y Canarias, sufre una dependencia energética exterior del 93%. Además de una producción de energía eléctrica mediante fuentes, en su gran mayoría, derivadas del petróleo, que generan un sobrecoste.
A esta dependencia se suma una fragilidad por la volatilidad de los precios de los combustibles, además de los altos costes en logística para llevar los combustibles a cada isla. Son conclusiones que se desprenden del libro blanco de la Macaronesia, presentado este martes en Tenerife.
En este libro, se realiza un informe diagnóstico para el fortalecimiento y la integración de las cadenas de valor de la Macaronesia. En este se concluye que la alta dependencia en combustibles fósiles deriva en un elevado coste medioambiental, con altas tasas de emisiones por MWh producido. Esto «dificulta en gran medida los objetivos de descarbonización» en las islas, que tienen sistemas eléctricos aislados. Además, en algunos casos, se llegan a alcanzar más de 32 ceros energéticos al año.
Asimismo, según el libro blanco, la Macaronesia tiene una alta dependencia del turismo como actividad económica. Esto supone una población flotante que requiere mayores recursos energéticos que la población en general.
La dependencia energética en Canarias
En el archipiélago canario, los sistemas de Tenerife y Gran Canaria suponen un reto importante para la descarbonización, por la cantidad de potencia renovable requerida. Según el libro blanco, un día de producción en cualquiera de estos dos sistemas supone más de la energía total demandada anual de un tercio de las islas de la Macaronesia.
La principal amenaza de Canarias es la carencia de un plan de desarrollo específico para regular un mercado canario de energía y almacenamiento para reducir la dependencia energética. Así como la oposición social y regional de gobiernos insulares a la integración de grandes parques eólicos y plantas fotovoltaicas. Asimismo, se señala que, salvo Corona del Viento en El Hierro, no hay más proyectos de almacenamiento a gran escala a corto plazo.
En cuanto a las debilidades, la principal es la existencia de sistemas eléctricos dependientes de importación de combustibles fósiles en un alto porcentaje. Las islas tienen una gran demanda eléctrica por su población y por la presión turística.
Entre las fortalezas de Canarias se encuentran el desarrollo del autoconsumo y las comunidades energéticas. Existe voluntad política, así como partidas presupuestarias para subvenciones «importantes». Además, Canarias tiene, una eólica marina con gran potencial, y una economía del hidrógeno clave para garantizar cuotas altas de renovables en la combinación energética.