El día grande para la Villa Mariana de Teror no ha podido celebrarse con el programa tradicional completo, ya que los actos se han ajustado a la situación sanitaria de la isla
El municipio de Teror ha vuelto a recibir a los feligreses en unas fiestas en honor a la Virgen del Pino que se han retomado tras la pandemia, con un fervor y devoción marcados por la responsabilidad y el civismo a causa de la COVID-19.
El día grande para la Villa Mariana de Teror no ha podido celebrarse con el programa tradicional completo, ya que los actos se han ajustado a la situación sanitaria de la isla y las recomendaciones, aforos y medidas de prevención frente al virus.
El obispo de la Diócesis de Canarias, Monseñor José Mozuelos, en sus palabras de la homilía, envió un mensaje de esperanza. “En este mundo, como nos dice el Santo Padre, en el que se desechan los valores imperecederos y todo es mudable, en donde triunfa el usar y tirar, en el que parece que se tiene miedo a los compromisos de por vida, la Virgen nos alienta a vivir la esperanza a ser hombres y mujeres constantes en el buen obrar, que mantienen su palabra, que son siempre fieles”, expresó.
Aunque la romería en la víspera de la festividad no pudo celebrarse, la Virgen del Pino ha recibido a los feligreses y peregrinos en la puerta de la Basílica, bajo aplausos y con los tradicionales «vivas» que le han dedicado sus fieles.
El batallón de Infantería Ligera Canarias 50 recibía al representante de su majestad el Rey, el presidente del Gobierno canario, Ángel Víctor Torres. Un acto que este año sí pudo celebrarse aunque de manera sencilla marcado aún por la situación sanitaria.
Un perímetro de seguridad evitaba aglomeraciones, y la banda municipal, que tradicionalmente acompaña la procesión, ha dedicado unas piezas a la Virgen del Pino.
Aunque la recomendación de las autoridades era no subir caminando a Teror en los días centrales de la fiesta, desde primera hora el goteo de peregrinos ha sido constante.