Fue un grupo de pescadores de Brasil quienes se encontraron con el cayuco y los cadáveres en su interior. Unos medios afirman que eran migrantes haitianos. Otros dicen que la embarcación pudo salir de Mauritania rumbo a Canarias
La fiscalía federal de Brasil y la policía federal del estado de «Pará» abren investigación tras los informes de un barco encontrado con una veintena de cuerpos en descomposición. Los migrantes fueron localizados frente a la costa del estado del norte de Brasil.
20 cadáveres
La Policía Federal dijo que se han desplegado expertos y equipos forenses en el área cercana. Aún se desconoce la nacionalidad y causa de muerte de las víctimas, confirmó la policía federal. El barco fue encontrado por pescadores en una zona conocida como Barra do Quatipuru. Zona cerca de la playa de Ajuruteua en Bragança, al noreste del estado de Pará.
Además la policía junto con los bomberos y la marina, fueron vistos el domingo maniobrando en el barco frente a la costa de Braganza. La fiscalía federal de Brasil dijo que algunos informes locales de noticias de Pará afirman que podría haber hasta 20 cadáveres en el barco y que eran inmigrantes haitianos. Otros medios apuntan que partieron de Mauritania con destino a Canarias pero acabaron muriendo en medio del océano Atlántico.
En 2023 se reportaron 6.007 muertes o desapariciones en embarcaciones con rumbo a Canarias. 395 de ellas en cayucos que zarparon desde Mauritania. Solo en los tres primeros meses del año, de enero a marzo, Caminando Fronteras tiene constancia de 22 cayucos mauritanos perdidos en la Ruta Atlántica, con más de 1.500 personas a bordo.
En la ruta migratoria desde África Occidental hacia las Islas Canarias son frecuentes los casos de pateras o cayucos que naufragan en alta mar sin que ninguno de sus ocupantes sobreviva. Pero también es habitual que algunas barcas se queden a la deriva y sean arrastradas hacia el sur y hacia el oeste por las corrientes.
Dos cayucos llegaron al Caribe en 2021
En esos casos, sus ocupantes perecen de sed y casi nunca aparecen, porque el océano se traga sus cuerpos. Sin embargo, no es extraño que alguno de esos cayucos se encuentre al cabo de meses en el Caribe o en las costas de Brasil tras recorrer más de 4.500 kilómetros a la deriva; no es habitual, pero hay numerosos precedentes.
Sin ir más lejos, en 2021 apareció uno en mayo con 14 cadáveres en una playa de Tobago y otro en junio con 20 cuerpos en Islas Turcas y Caicos, ambos en el Caribe. En el primer caso, una investigación de la agencia Associated Press logró probar que se trataba de un cayuco que salió de Nuadibú (Mauritania). Se pudo identificar a 33 de sus 43 ocupantes, tras seguir el rastro de las llamadas y contactos de una tarjeta SIM recuperada del teléfono móvil de uno de los fallecidos.
En otoño de 2023, la ruta de los cayucos se reactivó con fuerza, hasta llevar a Canarias a cifras sin precedentes de llegadas de inmigrantes a sus cosas (casi 40.000 en el balance del año).
Entonces, la gran mayoría partía en grandes embarcaciones de entre 150 y 300 ocupantes desde Senegal, a 1.200-1.400 kilómetros de Canarias (de 10 a 12 días de navegación, si todo va bien). A principios de año hubo un cambio notable y el grueso de las salidas se ha desplazado a Nuadibú y Nuatchok, en Mauritania (entre 800 y 1.100 kilómetros de distancia a las islas, de cinco a siete días).
De acuerdo con cifras publicadas por el Ministerio del Interior, el 83 % de los barcos con migrantes llegados a Canarias en el primer trimestre del año habían partido de la costa de Mauritania, aunque no solo (ni mayoritariamente) con nacionales de ese país: también transportan personas de Mali, Senegal, Costa de Marfil o Guinea.
Rutas cada vez más arriesgadas
Por ello, tanto la comisaria de Interior, Ylva Johansson, como el ministro español, Fernando Grande Marlaska, viajaran a Nuakchot en marzo a negociar con el Gobierno mauritano nuevas medidas de control policial de la salida de migrantes hacia Canarias, que han reforzado el acuerdo que ya existía en ese mismo ámbito con ese país.
Caminando Fronteras sostiene que «el impacto del aumento de control en la zona ha sido terrible, porque no se ha puesto el foco en las búsquedas y rescates, cuando los desvíos (hacia espacios más alejados de la costa) para evitar controles son mucho más letales».
La ONG española ha recibido ya numerosas llamadas tras hacerse pública la noticia de la barca hallada en Brasil.
«Cualquier embarcación que aparece, aunque sea a miles de kilómetros, abre una esperanza a las miles de familias que anhelan saber la verdad», ha señalado a EFE una portavoz de la organización. Organismo que espera que las autoridades de Brasil hagan las identificaciones «con celeridad, para saber, al menos, de dónde salieron».
Con la agencia EFE se han puesto en contacto estos meses dos ciudadanos mauritanos que buscan a la desesperada a parientes perdidos en la Ruta. Uno de ellos es Ali Sokhona, un emigrante ya establecido en España, adonde llegó en cayuco en 2006.
«Solo en mi pueblo hay 20 desaparecidos»
Sokhona ya perdió a dos primos en 2020 en un cayuco que partió de Nuadibú a Canarias. Ahora, en su familia viven una nueva desgracia: tres primos más han desaparecido en un cayuco que salió en enero.
«No sabemos nada de ellos. De mi pueblo hay ocho personas dentro de esa barca, nada… Toda la patera perdida. Tres primos míos iban en ella, sus padres me llaman todos los días para preguntarme si sabemos algo de ellos, si han llegado», relata.
«Está siendo terrible. Solo en mi pueblo hay unos 20 desaparecidos de varios cayucos. En los pueblos de alrededor, 10, 20 o 30 en cada uno. Toda la comunidad soninke está muy, muy triste», continúa.
Este emigrante mauritano, que reside y trabaja en Valencia, es consciente de que nadie sobrevive tanto tiempo en un cayuco a la deriva -lo sabe por experiencia. Porque él mismo hizo la ruta a Canarias dos veces, en 2006 y 2007-, así que ya solo busca cualquier dato con el que su familia pueda comenzar el duelo.
«Nos pasó hace tres años igual. Alguien les dice que están vivos, que están en Portugal, en Alicante… Yo les pregunto ¿quién os lo dijo? Si en una barca en la que iban 70 u 80 personas, ninguno llama, eso significa que ha habido un accidente. Sin supervivientes. Los que estamos en España lo sabemos, pero los que siguen en Mauritania piensan que están perdidos, en un bosque o por ahí. Y no es así»