La crisis sanitaria ha agravado el problema al «disparar el uso de utensilios de un solo uso” como mascarillas, guantes y envases, que no son bien reciclados
Presente en todas partes, desde las profundidades abisales hasta la superficie del mar, y por tanto ingerido por aves, peces y mamíferos, los océanos se han convertido en auténticas “sopas de plástico”, han advertido los expertos consultados con motivo del Día Mundial de los Océanos.
“Está presente en cada uno de los elementos de la cadena trófica, desde la fosa de las Marianas hasta la Antártida”, según la responsable de biodiversidad de Greenpeace, Pilar Marcos, para quien este tipo de residuo supone un impacto “muy preocupante» pues hasta «8 millones de toneladas llegan cada año al mar”, en gran parte procedente del vertido de los ríos.
Por su culpa, afirma, «un millón de aves y más de cien mil mamíferos marinos» perecen cada año.
En el caso del Mediterráneo, alberga «entre un 21 % y un 54 % de todas las partículas de microplásticos del mundo» porque, al ser «un mar semicerrado, todo lo que se vierte permanece allí mucho tiempo” y de hecho un estudio de 2015 recogió «una media de 320 objetos de basura por cada 100 metros, de los cuales el 75 % eran plásticos”.
La crisis sanitaria agrava el problema
La crisis sanitaria ha agravado el problema al «disparar el uso de utensilios de un solo uso” como mascarillas, guantes y envases, que no son bien reciclados.
Marcos critica que la industria «esté buscando todo tipo de soluciones tecnológicas para sustituir un tipo de plástico por otro sostenible» cuando en su opinión «el mejor plástico es el que no se produce”.
Para el biólogo, divulgador científico y profesor de la Universidad Europea de Madrid, Álvaro Luna, el plástico es «el mayor desafío de la extensa lista de problemas que afectan a los ecosistemas marinos» y así lo explica en su libro ‘La era del plástico’ (Editorial Guadalmazán), concebido durante un viaje a Egipto en el que comprobó personalmente el caudal de plástico transportado por el Nilo hasta el Mediterráneo.
Luna ha puntualizado que, si bien todos los ríos vierten plástico a los océanos y por tanto «la responsabilidad es global», en la actualidad «los que más basura aportan son los del sureste asiático y China».
Debido a la fotodegradación y a la erosión del oleaje, estos residuos «liberan componentes químicos en el agua” además de reducirse al tamaño de microplásticos que «ya se han encontrado en el plancton y en el cordón umbilical de las ballenas”.
El atolón de Midway
Uno de los casos más espectaculares de contaminación, cita, es el del atolón Midway, territorio estadounidense en medio del Pacífico que acoge una importante colonia de albatros, porque está situado en medio de la mayor isla de basura del mundo: “una auténtica sopa de plásticos que permite comprobar el impacto del problema a escala global”.
El investigador del CSIC Fernando Valladares certifica también que “el plástico se ha convertido en un elemento presente en todos los ecosistemas, peligroso para nuestra salud y la de los animales”, hasta el punto de que vertirlo constituye “un crimen contra la Naturaleza, al que habría que dar rango penal” bajo el concepto de «ecocidio».
Al descomponerse, las partículas de plástico “no sólo llegan a nosotros a través de la digestión, sino que directamente las respiramos y, adheridas al bulbo olfativo, causan inflamaciones y enfermedades cancerígenas”.
En el caso de España, su modelo turístico y su alta densidad de población en las costas, le hace especialmente “expuesta a este impacto en el medio marino”, por lo que “debería ser uno de los países mas comprometidos en corregir esta contaminación y sus efectos derivados».
Por todo esto, Valladares considera que “más que una fecha para celebrar”, el Día Mundial de los Océanos debería servir para “reflexionar y reconocer el grado de degradación del medioambiente”.