La Patrulla Águila en su 40 aniversario se despide en su 40 aniversario ante el rey y miles de personas que acudieron al espectáculo
Felipe VI ha despedido este domingo a la emblemática Patrulla Águila, cuyos aviones, que cumplen 40 años, han realizado sus últimas acrobacias en el aire en un festival, el Aire25, que ha congregado a miles de personas que han abarrotado las playas del Mar Menor.
El rey, junto a la ministra de Defensa, Margarita Robles, el presidente de Murcia, Fernando López Miras, y la de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, han presenciado las acrobacias de la Patrulla Águila del Ejército del Aire y otras de las principales formaciones europeas, una presencia del monarca que se produce casi 20 años después de que asistiera, entonces como príncipe, a otro festival aéreo junto a la base de San Javier.
Miles de ciudadanos han acudido
Desde primeras horas de la mañana, miles de ciudadanos se han dirigido a las playas para contemplar este espectáculo de acrobacias de estos aviones, el más importante de los últimos años, que ha comenzado a las diez de la mañana y se han prolongado durante varias horas.
Actuaciones que se ha iniciado con la Papea, la patrulla acrobática de paracaidismo del Ejército, cuyos saltadores han portado la enseña nacional sobre las playas, que luego han entregado al rey, que ha contemplado junto con el resto de las autoridades el espectáculo desde el Centro Deportivo y Cultural del Ejército del Aire y del Espacio Fernández de Tudela.
Antes, en la Academia del Aire, el rey había asistido a un acto de homenaje a los miembros de la Patrulla Águila fallecidos en acto de servicio en la base aérea.
Actuación de otras aeronaves
Otras de las aeronaves que han tomado parte en las acrobacias han sido el Eurofigther, los F-18 y los Saeta. Además, la Patrouille Suisse, los ingleses Red Arrows y los italianos Frecce Tricolori han realizado en el cielo sus espectaculares figuras, estos últimos dibujando también sus banderas nacionales con colores en sus piruetas.
Pasada la una de la tarde ha empezado lo que ha sido la última ocasión de ver en acción a los C-101, conocidos como ‘culopollo’, el avión desarrollado por Construcciones Aeronáuticas a finales de la década de los 70 y que ha permitido al Ejército del Aire y del Espacio formar a todos sus pilotos durante estos casi 40 años.
Los seis C-101 de la Patrulla Águila han dibujado por última vez en su último vuelo acrobático la bandera de España sobre las playas de lo que ha sido su casa durante 40 años, ya que su base ha sido siempre la Academia del Aire de San Javier.
Su comandante, Manuel Abad, se ha dirigido desde su avión y por la megafonía instalada en varios puntos al público para agradecerle su apoyo durante estos años y finalizar su intervención con vivas a España.
Inauguración de un monumento
Ha sido una despedida por todo lo alto de la Patrulla Águila, que ha contado también con la inauguración de un monumento, que representa la cola de uno de sus aviones, en la base aérea de San Javier, presidida por el rey.
Aunque la Águila se disuelve, el Ejército del Aire español volverá a contar con una patrulla acrobática en el futuro, en una fecha sin determinar, según ha garantizado el jefe del Estado Mayor, Francisco Braco, que ha destacado la obsolescencia de los C-101.
Recorrido
El primer vuelo de la Patrulla Águila tuvo lugar en la Base Aérea de San Javier un 4 de julio de 1985 y a lo largo de cuatro décadas esta formación se consolidó entre las mejores patrullas aéreas militares del mundo y una de las más demandadas en festivales nacionales e internacionales.
Con más de 500 exhibiciones en su trayectoria, de las cuales más de 170 se han realizado en el extranjero, y más de 275.000 horas de vuelo acumuladas, la Patrulla Águila, por la que han pasado un centenar de pilotos, ha sido un referente internacional en acrobacias aéreas.
En los Pilatus PC1, que probó el rey Felipe VI desde la base aérea de San Javier este sábado, aprenderá a volar la princesa de Asturias, que se incorpora a la Academia del Aire el próximo 1 de septiembre, iniciando así su tercer y último año de formación castrense.
