El Proyecto Gaia es un estudio para conocer la situación de las mujeres mayores de 65 años que sufren violencia machista en la isla. También servirá para definir las actuaciones para combatirla
El Cabildo de Tenerife, a través de sus áreas de Acción Social e Igualdad y en colaboración con la Universidad de La Laguna (ULL), ha presentado el Proyecto Gaia. Se trata de un estudio para conocer la situación de las mujeres mayores de 65 años que sufren violencia machista en la isla y para definir las actuaciones para combatirla.
Marián Franquet, consejera delegada de Acción Social, ha explicado que este análisis nace de la necesidad de «establecer un mapa sobre cómo están estas mujeres». Se considera que ha faltado diagnóstico en la relación entre los mayores y la perspectiva de género.
Bajo la premisa de que «no se puede tratar igual a una víctima de 20 años que a una de 65«. Tal y como ha establecido Franquet, esta iniciativa es el inicio de una acción integrada con más ejes enfocados al empoderamiento de la mujer mayor. Se hace en una coyuntura en la que es «necesario y fundamental incorporarlas en la estrategia de género«, ha señalado Priscila de León, consejera de Igualdad.
La investigación abarca violencia física, psicológica, económica y sexual
Esta investigación, que abarca los ámbitos de violencia física, psicológica, económica y sexual, ha dejado datos destacables como que el 85% de las mujeres encuestadas ha reconocido que las agresiones comenzaron al inicio de la relación. Las agresiones, dicen, se han ido intensificando con el tiempo, siendo muchas de ellas plenamente conscientes desde el principio de que eran víctimas.
En raíz de ello, el Proyecto Gaia se ha preguntado por qué, aun siendo conscientes de su situación, las mujeres han continuado permitiendo estas actuaciones hacia ellas. Esto, lo que ha evidenciado, es que «hay una serie de problemas estructurales que inciden directamente en esta cuestión», ha expuesto Marta Jiménez, investigadora de la ULL a cargo del estudio.
Se ha encuestado a 40 mujeres que han declarado abiertamente haber sufrido o sufrir en la actualidad algún tipo de violencia de género -seleccionadas a través de las usuarias del Servicio de Violencia de Género-. La investigación ha definido que algunas de las principales dificultades a las que se enfrentan las víctimas de más de 65 años se relacionan con haber crecido bajo la estructura franquista. También ser invisibles para las estrategias institucionales por no existir protocolos específicos para ellas.
Falta de acceso a protección institucional
El estudio ha evidenciado una falta de accesibilidad hacia la protección institucional ya existente por desconocimiento. El porcentaje de encuestadas que ha denunciado su situación representa un 52,5%, además de unos tiempos y procesos diferentes a los de víctimas más jóvenes. El 32,5% han estado con su maltratador durante más de 50 años.
Dentro de este análisis también se recogen otras cuestiones que visibilizan a qué se enfrentan las víctimas de estas edades. Entre ellos el daño económico, ya que un tercio de las encuestadas afirma que sus parejas se han apropiado del dinero que ellas ganaban. También se enfrentan al impacto sobre la salud, siendo un 80% las que han tenido que cuidar de sus parejas mientras que tan solo un 20% han sido cuidadas.
Finalmente, el estudio ha evidenciado la obligación de que se reconozca también a los hijos de las mujeres maltratadas como víctimas. Además otro hecho, que responde a que en más de un 30% de ocasiones son los hombres los que se quedan con la casa tras la separación, quedando muchas mujeres en la calle.
Medidas para atender a las mujeres de más de 65 años
Ante estos datos, Jiménez ha indicado que el plan también contempla algunas ideas para que los servicios puedan adaptarse a esta realidad. Entre algunas de esas ideas facilitar el acceso de las mujeres de más de 65 años a los servicios especializados de género, reforzar la coordinación institucional, impulsar el acompañamiento específico para estas víctimas o adoptar medidas que impidan situaciones de pobreza material de las mujeres mayores como forma de garantizar su estabilidad tras la ruptura con el agresor.
Además se propone aumentar la formación y combatir el aislamiento -sobre todo en entornos rurales-. También desarrollar planes de acción singulares para aquellas que, además de ser mayores, pertenezcan a algún otro colectivo vulnerabilizado: migración, diversidad funcional, colectivo trans, comunidades étnicas singulares o prostitución.
Respecto a ello, la representante de Acción Social ha remarcado que estos datos, «ahora que han sido puestos en la palestra, se están teniendo en cuenta y se van a tener en cuenta».
Su homóloga en el área de Igualdad ha detallado que desde el Instituto Insular de Atención Social y Sociosanitaria de Tenerife (IASS) ya se está contabilizando cuántas mujeres de estas características usan los recursos de protección institucionales como herramienta. Con estos datos se podrán llevar a cabo campañas de sensibilización para acercar a aquellas que los desconozcan, centradas en la autoestima y la prevención.
El Proyecto Gaia también busca realizar encuentros futuros con profesionales para analizar e intercambiar opiniones sobre los resultados obtenidos. Con estos debates ayudarán posteriormente a crear líneas de actuación para los ayuntamientos de la isla, como forma «de trabajar unidos para acabar con esta situación».
Esta iniciativa trabaja en consonancia con el Programa Conecta Mayores. Un programa que tiene por finalidad cambiar el modelo de atención a las personas mayores en Tenerife, primando la calidad de vida de este colectivo.