El dispositivo trabaja en la hipótesis de que Miguel Ramos, expareja y único sospechoso de la muerte de Juana, pudo tirarla por un barranco.
Tercer día del dispositivo de búsqueda de Juana Ramos, la mujer que desapareció en 2016 en Gran Canaria, en el norte de la isla, en los municipios de Arucas, Moya y Santa María de Guía.
Las labores del dispositivo, que reinició la búsqueda de la mujer el pasado lunes, se ha centrado en el entorno próximo al Cenobio de Valerón y en el barranco de San Felipe, en el municipio de Santa María de Guía.
Los efectivos que participan en el dispositivo pertenecen a diferentes cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, como la Unidad Militar de Emergencia (UME) o la Policía Nacional.
Se cree que Miguel Ramos, expareja y único sospechoso de la muerte de Juana, pudo tirarla por un barranco. Por ello, la Brigada de Subsuelo de la Policía Nacional y la UME simulan posibles caídas con un muñeco adaptado en dimensión y peso al de la víctima. Buscan el efecto de una caída real y conocer el posible desplazamiento del cuerpo.
En los últimos cuatro años, la Policía y la UME han llevado a cabo al menos cuatro batidas de búsqueda sobre el terreno, casi siempre en el norte de Gran Canaria y siguiendo diferentes pistas, como los datos telefónicos del lugar donde se apagó el móvil de Ramos.
El delegado del Gobierno, Anselmo Pestana; el jefe superior de Policía de Canarias, Rafael Martínez López; y el comandante jefe de la UME en Canarias, Sergio Álvarez
Viana visitaron este miércoles la zona donde se está centrando la búsqueda para conocer de primera mano el desarrollo del operativo policial.
Miguel Ramos, único sospechoso
Según la familia de la desaparecida, desde el principio se sospechó de su expareja, Miguel Ramos. El detenido fue la última persona que vio a Juana y tras su detención, la Policía Nacional procedió a rastrear su vivienda y una finca propiedad de su familia en Moya.
La familia descartó una desaparición voluntaria ya que no se llevó el coche ni enseres personales, tenía buena relación con su entorno familiar y se encontraba en buen estado de salud.
Miguel Ángel R., está en libertad, porque la instructora del caso ha reconocido en sus últimos autos que no tiene suficientes razones legales para ordenar su ingreso en prisión preventiva.
Pese a ello, la juez ha sido muy clara respecto a las sospechas que tiene sobre el papel jugado por la expareja de Ramos.
A su juicio, no hay «ninguna duda de que la señora Juana Ramos no desaparició de forma voluntaria» y tampoco de que Miguel Ángel R. «conoce todos los detalles de esa noche en la que desapareció y dónde se encuentra actualmente su cuerpo».
De hecho, en su último auto con difusión pública, del pasado mes de septiembre, reprochaba a Miguel Ángel R. que con su silencio esté «produciendo el mayor dolor que se puede causar a una familia, que es acostarse cada noche desconociendo en qué condiciones desapareció su madre e hija, qué fue lo que ocurrió y dónde se encuentra actualmente».
El de Juana Ramos, vecina del barrio de La Paterna de Las Palmas de Gran Canaria, es un caso de presunto asesinato machista que se topa con la dificultad de que no se ha hallado el cuerpo de la víctima.