Las personas que viven en el barrio de Valsendero, en Valleseco, Gran Canaria, han puesto una veintena de denuncias por agresiones, incendios, pintadas e insultos que reciben de un vecino
Valsendero es un barrio de un municipio rural de Valleseco, en Gran Canaria, en el que sus vecinos y vecinas aseguran haber vivido siempre en paz. Sin embargo, desde hace unos años, afirman que tienen miedo a salir de sus casas y que, incluso, muchos se plantean irse de su lugar de residencia de toda la vida. Todo, por culpa de un vecino al que han denunciado en una veintena de ocasiones por actos violentos y vandálicos contra ellos, sus casas, vehículos y el mobiliario urbano del barrio. La situación ha llegado a tal punto, que temen que suceda algo más grave. Uno de los últimos sucesos que relatan fue el incendio de contenedores en plena alerta por incendios forestales.

Graves acusaciones
Los hechos denunciados son graves y continuados: pinchazos de neumáticos, pintadas en viviendas particulares y edificios municipales, lanzamiento de objetos contra casas, agresiones y amenazas a vecinos. De especial alarma fueron los incendios intencionados de contenedores de basura en jornadas de máxima alerta contraincendios, que pusieron en serio riesgo tanto a las viviendas como al entorno forestal.
La situación ha alterado por completo la vida cotidiana del barrio. Varios vecinos expresan así su desesperación: “la situación es insostenible, algunas personas se ponen a llorar por la incertidumbre y por lo que pudiera llegar a pasar”. Lo sufren especialmente las personas mayores, que aseguran que sienten ansiedad y han dejado de salir de casa por temor.
“Nos escupe cuando pasamos por su lado y nos increpa sin razón alguna”, relata una vecina. “Vivimos con la sensación de que cualquier día puede pasar algo peor”.
Este comportamiento hostil no se limita al vecindario: incluso el alcalde y concejales han sido increpados públicamente mientras intentaban dialogar y razonar con él, recibiendo insultos y muestras de desprecio.

Algunos piensan ya en dejar el barrio
“Mis hijos tienen miedo, no quieren salir a jugar. Estamos pensando en irnos del barrio, porque vivir así no se aguanta más”, asegura una madre. Otro vecino añade que en Valsendero “ya no se vive, sobrevivimos”.
Actualmente, se acumulan casi una veintena de denuncias formales, presentadas tanto por la Administración como por particulares. La situación está empujando a varias familias a plantearse abandonar Valsendero.

La juventud también alza su voz. “Nos da rabia que nuestro barrio, que siempre fue seguro y tranquilo, ahora esté marcado por el miedo. Queremos quedarnos, pero si esto sigue así, muchos se marcharán”, afirma uno de ellos. Incluso este año, decidieron suspender una tradición de generaciones: subir caminando en la víspera de San Bartolomé hasta Fontanales. Lo hicieron por miedo a dejar solas a las personas mayores o a que se aprovecharan de su ausencia para cometer más actos delictivos en el barrio.
Vandalismo contra edificios
El malestar alcanza también a los espacios comunitarios. La cantina —único centro de reunión social— y la sede de la asociación de vecinos han sido atacadas con pintadas, roturas y vertidos de aceite que obligaron a la intervención de Protección Civil.
La rabia y la impotencia han llevado incluso a que organicen guardias nocturnas para protegerse. “Vivimos con miedo, pero también con indignación. No es justo que tengamos que vigilar nuestras casas como si fuéramos nosotros la policía”, relata un vecino.

Medidas urgentes
Ante esta realidad, el Ayuntamiento de Valleseco ha solicitado a la autoridad judicial la adopción de medidas urgentes. Piden, entre ellas, la prohibición de residencia o acercamiento al barrio, así como la valoración de un posible internamiento por motivos de salud mental.
El alcalde, José Luis Rodríguez Quintana, subraya que “se intentó tener paciencia con él, conscientes de su situación personal, pero ha sobrepasado todos los límites de convivencia. Hemos pedido apoyo a la administración Civil y Judicial, porque la situación desborda las competencias municipales. Nuestro sistema judicial es muy garantista, pero los vecinos no entienden que se ponga en riesgo la convivencia, la seguridad y la libertad de todos, sin que el Estado pueda actuar con la diligencia que se necesita”.