Arrimadas ha asumido en la VI Asamblea de Ciudadanos que no supo corregir la deriva perdedora del partido, que heredó de Albert Rivera
Ciudadanos ha cerrado la etapa de Inés Arrimadas en la VI Asamblea del partido, donde ha asumido que no supo corregir la deriva perdedora del partido, que heredó de Albert Rivera. La cierra así tutelando el cambio en la dirección y el nuevo modelo de organización bicéfala, ratificado en los Estatutos.
La Asamblea, que se celebra en el espacio La Nube de Pastrana, ha ratificado el modelo de bicefalia propuesto por la dirección saliente, pero que no despertaba excesivo entusiasmo entre los afiliados consultados y tampoco contaba con la aprobación de los de Edmundo Bal.
Este nuevo sistema de organización establece que el liderazgo del partido lo comparten un portavoz político (la líder de Cs en Baleares, Patricia Guasp) y un secretario general (el eurodiputado Adrián Vázquez).
Enmienda al puesto de secretario general de Ciudadanos
El plenario también ha votado por amplia mayoría a favor de una enmienda clave que revierte la incompatibilidad adoptada en el borrador de la ponencia de Estatutos para ejercer el puesto de secretario general del partido con un cargo público.
De no haber salido adelante esta enmienda, el nuevo secretario general, Adrián Vázquez, tendría que renunciar a esta responsabilidad o dejar de ser eurodiputado y jefe de la delegación naranja en Bruselas.
La enmienda aprobada suprime esta incompatibilidad y precisa además que no podrá presentar su candidatura a la Presidencia del Gobierno hasta nueve meses después de concluir su mandato en el partido.
Candidatura de Edmundo Bal
Según fuentes próximas a la candidatura de Bal, que ha sido la derrotada en las primarias y se ha mantenido este sábado completamente fuera del foco mediático, los dos equipos han pactado una integración de los perdedores en el Consejo General, que se aprobará este domingo, a cambio de su apoyo a esta enmienda.
Estas fuentes han señalado también que se ha negociado que Bal siga como portavoz adjunto del grupo parlamentario, en contra del criterio de Arrimadas, aunque fuentes del equipo de Guasp han asegurado que no hay nada cerrado y que es una cuestión que se verá la próxima semana.
En todo caso, fuentes de la nueva dirección se han mostrado convencidos de que el partido sale «cosido» del cónclave a tenor del resultado que han tenido las votaciones en el plenario, donde los asuntos más decisivos han contado con respaldos contundentes.
Una de estas cuestiones clave que se ha votado ha sido una enmienda a favor de mantener la definición del partido como fuerza «liberal y progresista» pese a que en el borrador de la Ponencia de Valores de la Ejecutiva saliente se había suprimido el término «progresista», algo muy criticado por los de Bal.
De esta manera, el partido naranja conserva, sobre el papel, el rumbo ideológico que ha acompañado hasta ahora al partido, después de que Albert Rivera suprimiera la tradición «socialdemócrata» en la Asamblea de 2017 para redefinir a los naranjas como un partido de centro, liberal, progresista.