La exportavoz y consejera de Sí Podemos en el Cabildo de Tenerife, María José Belda, tilda de «golpe de estado» contra ella la actitud de sus excompañeros de grupo
La exportavoz y consejera de Sí Podemos Canarias en el Cabildo de Tenerife, María José Belda, ha anunciado este martes que pasará a ser no adscrita, al tiempo que denuncia «violencia política» en el seno de la formación morada contra su persona.
Belda habla de un «golpe de estado» orquestado por sus excompañeros de grupo y «avalado» por Podemos Canarias, que la ha «castigado de forma explícita» desde que el pasado octubre anunciara que abandonaba la militancia de esta organización política.
En los últimos meses, denuncia, se le ha invisibilizado en las publicaciones que se hacen desde las redes de Podemos Tenerife y «se han utilizado las herramientas del patriarcado» para silenciarla y apartarla de su cargo público «sin ninguna razón objetiva para ello».
Critica que no se haya consultado a la militancia y se haya «obviado la voz de la sociedad articulada que ha pedido mediante escritos que se mantuviese la portavocía en el Cabildo» a través de diferentes escritos.
Podemos «ha matado la esperanza»
Lamenta que «la verticalidad» sea hoy por hoy «la forma de trabajo» en Podemos, organización a la que acusa de haber «matado la esperanza».
María José Belda abunda en que este tipo de «violencia política» la viene sufriendo desde 2022 cuando estando en la sede de las Naciones Unidas representando al grupo en la defensa del derecho de autodeterminación del pueblo saharaui se enteró «por la prensa» de la ruptura «unilateral» por parte de Podemos Canarias del pacto de apoyo externo al gobierno del Cabildo de Tenerife.
Dos días más tarde, recuerda, la coordinadora general de Podemos Canarias, Laura Fuentes, anunció que la militancia la cesaría como portavoz.
Sucede que la mantuvieron en el cargo «para no hacer ruido» con motivo de la celebración de las primarias, y una vez celebradas la mantuvieron «para sacar adelante un pleno complicado, el de los presupuestos».
«Desde la mayor de las certezas», asegura Belda que no va a permitir que se le «desplace por trabajar, por cumplir con un programa, por haber dejado en un buen lugar a un grupo dentro del Cabildo».
«No voy a permitir que se me trate como si hubiese hecho algo que fuese contra los principios que defiendo y dejar que se me arrebate todo el trabajo que se ha realizado bajo mi portavocía», añade, razón por la que de aquí a final de mayo pasará a ser consejera no adscrita.