Este viernes se estrena la obra Bismillah en el Paraninfo de la ULL, donde un grupo de migrantes narra el proceso para llegar a Canarias
Una conversación entre un profesor (blanco) y alumnos (negros, no negritos) en la que se desmienten bulos como que los inmigrantes roban el trabajo a los residentes y en la que ironizan sobre que no llegaron a Canarias en crucero con la pulsera del «todo incluido» forma parte de la obra de teatro Bismillah, en la que participan 12 jóvenes subsaharianos que se suben por primera vez al escenario para contar en primera persona su historia.
Esta pieza teatral, que surge de lo aprendido en las clases de teatro de la Fundación Canaria el Buen Samaritano, aborda, desde la paradoja del humor, el peligroso viaje que emprenden casi cada día muchos jóvenes desde África a Canarias en una embarcación precaria porque, como ellos cuentan en la obra, no tienen el privilegio de poder viajar en avión.
Sus vidas antes, durante y después de cruzar un océano
Durante 45 minutos los jóvenes, que en la mayoría de los casos no superan los 20 años, hablarán ante un público de 600 personas de su vida antes, durante y después de cruzar un océano y cruzar fronteras «de agua y de miedo» buscando un lugar donde sus sueños puedan ser posibles, explicó uno de los actores Moustapha Sano, de Kuloro (Gambia).
El teatro es la herramienta de la que se sirven para hablar por si mismos, con sus propias palabras. No solo del viaje, que describen que cuando oscurecía era como «navegar entre relámpagos» con un frío que les retorcía los dedos y frente al que solo se podía abrigar con sus esperanzas y sueños, sino también sobre todo lo que ocurre antes y después.
La idea de emigrar a Europa
La travesía no comienza cuando se suben a la embarcación sino mucho antes, pasan meses, incluso años, en los que meditan la arriesgada idea de emigrar a Europa, en la mayoría de los casos, ante la falta de oportunidades en sus países.
Ebraima trabajó durante 3 años en la costura para poder ahorrar para viajar a España. Mor narra que primero fue a Marruecos para atravesar el mar pero no pudo y tuvo que regresar a Senegal, su país, para un año después coger la patera que lo llevó a Canarias.
La historia de Moustapha es, si cabe, aún más dura. Para él el viaje empezó cuando decidió no despedirse de su familia. «Yo no me despedí de mi familia porque no pude», lamenta. No fue el único, muchos de sus compañeros tampoco pudieron darle un abrazo de despedida a sus madres, precisamente para protegerlas del sufrimiento, y a las que rinden un sentido homenaje en esta obra.
Bismillah significa «Dios, voy a empezar»
Mabel Quintero, directora de Bismillah, palabra que en árabe significa «Dios, voy a empezar», no oculta su nerviosismo ante el inminente estreno de la obra, en la que llevan meses trabajando. No obstante, confía en sus alumnos , que tienen «una chispa, una vitalidad y una alegría» con la que seguro que se ganarán al público.
Los jóvenes se presentarán sobre el escenario ataviados no solo de una sonrisa, que no pierden ni cuando hablan de la pérdida de un compañero durante la travesía o cuando en wolof, el idioma más hablado en Senegal, se acuerdan de su niñez cuando vivían cerca de sus familiares, sino también de una mochila que antes de salir de África llenan de almendras, galletas, cacahuetes, agua y karité para la piel.
Mochilas con sueños
Durante el viaje todo esto se acaba pero sus mochilas siguen llenas de sueños por cumplir por los que han arriesgado su vida. Estudiar arquitectura en el caso de Moustapha, ser mecánico en el de Ousmane o, simplemente, poderse manifestar para luchar por sus derechos como pide Kama.
Bismilliah se estrena este viernes a las 20 h en el Paraninfo de la Universidad de La Laguna. Las entradas están agotadas, el dinero recaudado se destinará a sufragar proyectos de la Fundación Canaria el Buen Samaritano en África.
Debido al éxito de este primer pase, es «muy probable» que se programe otra representación a corto plazo en la misma ubicación. No obstante, su objetivo es más ambicioso: llevarla a todos los rincones de Canarias para luchar contra el racismo.
«Alhamdulillah», una expresión en árabe que se utiliza en la vida diaria para expresar gratitud, responden varios de los jóvenes cuando se les desea suerte.