La salud mental sigue siendo una prioridad en la agenda sanitaria. Y lo es por la avalancha de patología que arrastró la pandemia. También por la necesidad de que el sistema sanitario pueda absorber toda la demanda asistencial
Este 10 de octubre, se celebra el Día Mundial de la Salud Mental, que aglutina unas patologías que, según apunta a EFE el jefe de servicio de Psiquiatría del Hospital Valdecilla de Santander, Jesús Artal, han tenido un incremento elevado en niños y adolescentes. También han crecido la psicogeriatría y los trastornos bipolares, de conducta y alimentarios.
Salud Mental tras la pandemia
En todo ese ‘cóctel’ de aumento y agudización de patología que se venía fraguando, llegó la covid-19 “y lo puso todo patas arriba”.
“Todo el tema del aislamiento, lo que ha supuesto para los chavales y jóvenes, la mortalidad, la incidencia en personas mayores, los problemas de comunicación…, todo esto ha afectado mucho en la pandemia”, dice Artal.
Advierte de que, aunque en niños y adolescentes la covid-19 “ha pasado por encima como un tsunami”, en este colectivo ya se ha visto el mayor impacto, y ahora se está notando más la incidencia en adultos.
Una de las claves para Artal es que con la pandemia ha habido “una desatención”, por el propio paciente que no iba al médico ni a las Urgencias por miedo, y también por el sistema sanitario, que “no ha dado la respuesta más adecuada, dado que estaba reorganizándose”.
La Atención Primaria es fundamental
A su juicio, la Atención Primaria tampoco termina de recuperar el pulso. “La Atención Primaria todavía no se ha recuperado de la pandemia y para la salud mental la Atención Primaria es fundamental”, subraya.
Faltan relevo generacional y profesionales, y la planificación ha brillado por su ausencia. Todo ello, unido a un aumento de la demanda y más patología descompensada, confluye en una “tormenta perfecta”.
“La covid-19 tiene gran parte de la culpa pero no toda, lo que ha hecho es acrecentar una situación que, aunque se fuera a producir igual, tal vez no hubiera sido tan intensa”, opina.
Cambio en la patologías
El gerente del centro hospitalario Padre Menni de Santander, Carlos Pajares, con quien también ha hablado EFE, considera que el perfil del paciente está cambiando. Padre Menni tiene en la capital cántabra 400 camas, más de una treintena concertadas con el Servicio Cántabro de Salud y otras 330 con servicios sociales, y viene detectando ese cambio desde hace tiempo.
Este centro atiende media y larga estancia. Sus profesionales ven que en los pacientes jóvenes predominan el trastorno de la conducta y problemas de comportamiento que hacen que su intervención y cuidado sea más complejo. Además, perciben que se han multiplicado los problemas de salud mental relacionados con la vejez y el deterioro cognitivo.
Pajares se queja de la “idealización” en torno al tratamiento y la atención en salud mental frente a la realidad. “A veces la sociedad tiene una visión idealizada, pensamos que estas personas pueden estar en pisos protegidos o que se integran fácilmente, pero la realidad es otra. No es tan fácil. Puedes ponerte el objetivo de lo que hay en Suecia, pero no tienes ni los recursos ni la capacidad”, avisa.
La ‘receta’ para mejorar
Para el jefe de servicio de Valdecilla, en salud mental la mejor herramienta es el capital humano, unos profesionales a los que hay que motivar, enfocando en las patologías que más importan.
A más largo plazo, Artal sugiere pensar en Inteligencia Artificial como apoyo en salud mental: En el diagnóstico, o en el manejo de datos e información.