Al Zaragoza el único resultado que le aseguraba seguir fuera de la zona roja era el triunfo sobre el conjunto «chicharrero»
El Zaragoza recuperó la esencia del juego que le llevó a salir de los puestos de descenso con la llegada de Juan Ignacio Martínez «JIM». Solvencia defensiva y conceder lo mínimo, para lograr un triunfo ajustado sobre el Tenerife (1-0) . Esto le mantiene fuera de la zona que lleva a Segunda B.
Al conjunto aragonés el único resultado que le aseguraba seguir fuera de la zona roja era el triunfo sobre el conjunto «chicharrero» y cumplió con lo que necesitaba. Sin embargo, sumar los tres puntos lo único que supuso es mantener la cabeza fuera del agua. Así como la certeza de que va a tener que sufrir mucho para no ahogarse.
Los primeros minutos fueron planos. Ambos equipos más preocupados de no cometer errores que de ir abiertamente hacia la meta rival. Por tanto, se tradujo en un juego lento y sin capacidad de sorpresa.
Aún así, el capitán zaragocista Alberto Zapater pudo marcar en el minuto 3 en una falta en la que se abrió la barrera. No obstante, la buena reacción del meta Dani Hernández evitó el tanto. Así en el 16 Fran Sol no llegó por poco en boca de gol a un centro de Germán Valera.
En la única ocasión en la que los locales aceleraron una acción llegó el gol que sería el del triunfo. Ello tras un centro preciso de Sergio Bermejo que Alex Alegría convirtió, de cabeza, en su primer tanto como zaragocista.
Apenas cuatro minutos después se produjo la jugada polémica del partido. En un saque de córner igualó la contienda el equipo isleño, pero el colegiado lo hizo repetir por no haberlo autorizado.
Aún así, en dicho saque tuvieron una doble oportunidad Carlos Pomares y Alex Bermejo, cuyos disparos fueron repelidos casi sobre la línea de gol por dos defensores maños.
Los hombres de Luis Miguel Ramis se desinflaron a partir de entonces y fue el Real Zaragoza el que controló el juego evitando mayores problemas hasta el descanso y en el segundo periodo.
El equipo maño hizo una presión más alta tras el tiempo de refresco y eso complicó mucho la salida de balón de su rival, que lo perdía con rapidez para que los zaragocistas marcaran con él el ritmo que más les convenía. Esto les supuso no pasar apuros en ningún momento.