La urbanización majorera Atalaya Dorada ha sido ‘okupada’ en los últimos meses casi en su totalidad. Lo que pretendía ser una urbanización de lujo se ha convertido en un foco de inestabilidad.
Los propietarios han intentado instalar un control de acceso a la propiedad, pero ha sido en vano. Los moradores ilegales de estas viviendas han destrozada las barreras, las cadenas e incluso los coches de los vigilantes de seguridad.
El conflicto ha derivado en uno de los propietarios agredido, y un guarda de seguridad que según denuncia la empresa, fue apedreado durante la noche y necesitó 12 puntos de sutura.