Entre 8 y 12 millones de toneladas de plástico se vierten cada año al mar y Canarias, por su situación geográfica y las corrientes oceánicas, es un punto de llegada masiva de estos residuos.
Residuos que se fragmentan hasta conseguir un tamaño inferior a 5 milímetros y que se convierten en microplásticos, pero también provienen de la industria ya con ese tamaño.
La UE trabaja para prohibir éstos productos que ahí siguen, contaminando nuestras costas, nuestra fauna y a nuestra cadena alimentaria.
Concienciar a la población es otro de los objetivos de los dos proyectos que, sobre el impacto de los microplásticos, lleva a cabo el grupo de investigación en Química Aplicada de la Universidad de La Laguna, en Tenerife.
Este grupo ha detectado varios puntos negros en nuestras costas, como El Porís, en Tenerife; Famara, en Lanzarote; Playa del Ámbar, en La Graciosa y Arenas Blancas, en El Hierro.