Una madre de cinco hijos pide ayuda para amueblar su casa: «No tenemos nevera ni una cama donde dormir»

Déborah, vecina de Añaza, recibió su vivienda hace 2 meses. En La Radio Canaria, ha afirmado que no puede hacer frente sola a esta situación.

Déborah abre las puertas de su casa a De La Noche Al Día: «No tenemos nevera ni una cama donde dormir» / Foto: Carolina Armas.

Déborah, una madre de cinco hijos menores de edad en Añaza (Tenerife), pide ayuda para amueblar su casa. Tras casi dos meses desde que recibió su vivienda por parte de VISOCAN, no cuenta con camas o una nevera en la que mantener comida fresca.

Esta vecina santacrucera se puso en contacto con La Radio Canaria para denunciar su situación. «No tenemos dónde dormir bien. Cada noche nos llega el frío del suelo», ha relatado.

En declaraciones al programa De La Noche Al Día, Déborah ha explicado que está apurada, sobre todo, por sus hijos: cinco menores de edad de 5, 6, 10, 12 y 16 años. «Me piden yogures y no puedo dárselos porque no tengo nevera. La leche la uso al día porque si no se echa a perder».

«Me preocupa el suelo. No tener donde dormir bien porque el frío les llega»
«Me piden yogures y no puedo comprarlos. La leche la uso al día porque no tengo dónde guardarla y se me echa a perder»

Nuestra compañera Carolina Armas, de La Radio Canaria, acudió in situ a la vivienda de esta vecina, en la que pudo confirmar que Déborah no cuenta con cocina, su familia duerme en colchones inflables y solo tienen algunas mantas finas con las que cobijarse. «Me quedé sin trabajo y ahora no cobro el paro», ha lamentado la propietaria.

«Calentábamos el agua en un caldero para bañarnos»

«Cuando recibí la vivienda, la trabajadora social me dijo que los muebles tardaban un montón, que los fuera comprando yo mientras tanto. ¿De dónde los compro si no tengo trabajo, ni nada? La casa estaba vacía y no me quedaba otra», ha explicado Déborah en La Radio Canaria.

«Ahora tengo el agua, aunque estuve un mes y medio sin ella. Durante ese tiempo el dinero lo pedí prestado, y aún lo debo, para bañar a mis hijos. Me traía garrafas una amiga, la calentábamos en el caldero y nos bañábamos».

A pesar de su situación, Déborah busca trabajo de forma activa. Su principal motivación es que sus hijos no pasen este tipo de adversidades. «Los más pequeños están en servicio de día y no se dan cuenta de mucho. Llegan, se duchan y se acuestan. El mayor sí está desmotivado», ha concluido.

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