El público arropó al Rey de la Salsa, Marc Anthony, que salió al escenario aupado por las más de 12.000 voces que aclamaron su nombre en Gran Canaria
El artista de música latina más influyente de su generación, con cuatro Premios Grammy, cinco Grammy Latinos y hasta 29 Premios Lo Nuestro, llegó este jueves al anexo del estadio de Gran Canaria como a su casa, con el calor y la energía de ida y vuelta que le trasmitía su público más leal.
Entre gritos y aplausos, el artista se confesó con ‘Pa’ allá voy’, dando el salto a la fiesta de ritmo que estaba por llegar.
Entró al ritmo de los instrumentos de viento. «¿Dónde está la fiesta?», gritó al ritmo de la canción y, desabrochándose la chaqueta, puso a gritar a Gran Canaria.
«Arriba las manos mi gente», espoleó, a lo que el público de Gran Canaria respondió con creces.
Abre su gira ‘Historia 2024’
Marc Anthony es un artista inagotable para la salsa y así lo demostró regalando varias horas de baile: recibido con los brazos abiertos y banderas de Puerto Rico, vestido con vaquero, americana y sus tradicionales gafas de sol, acompañado de la música en directo de su banda, 13 músicos y tres voces, que han sido pura energía para abrir su gira ‘Historia 2024’ en su paso por las islas.
Con un vídeo que hizo un repaso a su vida profesional, llamó a la «bulla» y con manos arriba empezó la fiesta.
‘Valió la pena’ encumbró al artista y este jueves puso a latir al unísono a sus seguidores, para encadenar varios de sus éxitos, como una de sus baladas más conocidas, ‘Y hubo alguien’, ‘Hasta ayer’ o su favorita, como confesó, ‘Flor pálida’.
El cantante pidió al público cantar y bailar
Satisfecho con un público que respondía sin dudarlo, llamó a sus salseros con ‘Volando entre sus brazos’, ‘Abrázame muy fuerte’ e incluso con su versión del tema de José Luis Perales ‘¿Y como es él?’, además de varias de sus canciones clave, como ‘Que precio tiene el cielo’, ‘Te conozco bien’, o ‘Mala’.
Pidió cantar, bailar y las caderas de los miles de asistentes le obedecieron sin condiciones, siguiendo los pasos de un Marc Anthony en plena forma, maduro en su música y cómodo en la escena, que se movió de su registro más romántico y lento a su estallido de ritmo.
«Se acabó el lloriqueo», adelantó, para cambiar el registro a mitad del concierto y dar ritmo a ‘Historia Tour’, una gira que es salsa, bolero, balada y pop latino.
La versión más enriquecida del artista salió a relucir, y es que se lucieron sus músicos y él en una isla en la que tiene un puerto de atraque seguro, donde ni siquiera el hecho de comparecer un jueves ha hecho decaer a sus seguidores más fieles, que le acompañaron letra a letra por en un viaje a su historia profesional.
Sus seguidores le arroparon durante todo el concierto
Más de 30 años de música se sacaron a bailar en su cita en Gran Canaria, con un público leal que no falla con las letras de sus temas clásicos, pero también los más recientes.
Con su tema de 2004 ‘Valió la pena’ su ejército de fieles le acompañaron en un coro de más de 12.000 voces, dando fuerza a uno de sus trabajos, icono con el que el público canario recargó energía para una noche de bailar sin freno.
Con el calor que ya habían encendido los teloneros Neo Pinto, Lucrecia y el grupo venezolano Salserín, el movimiento, ritmo latino, canciones de amor y desamor y el sello único del Rey de la Salsa se adueñaron del espacio.
Sus seguidores se dejaron llevar por su voz y su orquesta tema a tema, dejándose las gargantas y caderas en una cascada de éxitos, con temas que fueron encadenando décadas de salsa universal.
Dieron impulso a este viaje por los himnos de la música latina, el continuo diálogo con el público, que confirmó la magia que existe entre su música y la isla.
Marc Anthony tomó rumbo a la recta final de su concierto de hora y media con un chute de energía que dejó al público con ganas de más, donde el puertorriqueño subió las revoluciones con ‘Parecen viernes’ para sacar toda el alma latina de sus seguidores.
Conectado con su gente, el recital de música quedó en manos de ‘Vivir mi vida’, con la que el artista se despidió de los isleños, que pidieron más y siguieron entonando sus canciones. «Que Dios les bendiga», le dedicó a su público, mientras envuelto en una bandera de Puerto Rico daba las gracias a Gran Canaria.