‘Retorno al hogar’, dirigida por Daniel Veronese, se representará en sendas funciones viernes y sábado a partir de las 19:30 horas
El Teatro Cuyás acoge este fin de semana (viernes y sábado, 19.30) sendas funciones de ‘Retorno al hogar’, obra del Nobel de Literatura 2005 Harold Pinter.
Junto al director insular de Cultura del Cabildo de Gran Canaria, Francisco Bravo de Laguna, y el director artístico del teatro, Gonzalo Ubani, dos de sus protagonistas han presentado la obra: Miguel Rellán, intérprete de grandes papeles de la historia del cine, el teatro y la televisión de nuestro país, y David Castillo, muy popular por su rol de Jonathan, hijo de Aída en la mítica serie de televisión.
El espectáculo está dirigido por Daniel Veronese y protagonizado también por Fran Perea, Juan Carlos Vellido, Silma López y Alfonso Torregrosa.
En esta obra, Pinter, considerado máximo exponente del arte dramático inglés de la segunda mitad del siglo XX, retrata con suma crudeza las contradicciones y tensiones entre un padre viudo (Rellán), que vive con dos de sus hijos, ya adultos, y un hermano.
La llegada con su esposa del hijo mayor, aparentemente el triunfador de la familia, desata todos los vientos de una tempestad provocada por un ambiente asfixiante y opresivo causado por la envidia y el desprecio entre todos los miembros del clan.
Las entradas para verlo se encuentran a la venta a través de los canales habituales con que cuenta el Teatro Cuyás: su página web (www.teatrocuyas.com) y su taquilla, ubicada en la calle Viera y Clavijo de la capital grancanaria.
Realismo y misterio
Según Veronese, Pinter sabe generar la máxima tensión en una reunión familiar, huyendo de las convenciones y de la lógica para sumergirse en donde lo incomprensible e inaceptable se transforma en moneda corriente.
“La infidelidad, el abuso, el proxenetismo -y todo aquello que no soportamos bajo una lente convencional- nos son ofrecidos sin contemplaciones ni miramientos especiales”, explica el director, para quien “la escena, siempre irreverente y provocadora, retratará las contradicciones y las tensiones existentes entre los miembros de un clan, movilizados, todos, por la envidia y el desprecio mutuo”.
“El maltrato emocional nos generará una desconcertante sensación de incomodidad a todos los que nos asomemos distraídamente en esta obra”, añade Veronese, que advierte al espectador: “Nunca estará demasiado claro qué límite se habrá establecido en los huesos y en la piel en estos personajes que sobreviven con inmoralidad, con prepotencia quebradiza”.
En ese sentido, Pinter, fallecido en 2008, es heredero del teatro del absurdo de Samuel Beckett, Eugène Ionesco y Jean Genet, con un teatro que ha sido calificado como «de la inseguridad”, lleno de personajes que casi siempre fracasan en su intento por comunicarse y reaccionar frente a una invasión en la estrechez de sus vidas.
Sin mensajes moralizantes, sus obras, que mezclan realismo y misterio, reflejan un mundo amenazante y violento nacido de la naturaleza humana y de las contradicciones de la sociedad.