El turismo de salud escribió varias páginas de la historia de Canarias. Un establecimiento puntero fue el balneario de Los Berrazales, en Agaete, Gran Canaria.
Hoy día, el complejo, y su hotel anexo, se encuentran en un estado de abandono que se quiere revertir
Protagonista de erupciones volcánicas, el entorno del Valle de los Berrazales era el «vellocino de oro» de las aguas termales grancanarias. Cargadas de hierro, ya a finales del siglo 19 se sabía de su poder curativo en este lugar de Agaete.
En 1882, con Antonio de Armas al frente, se inauguró el primer balneario. A su vera, el primer hotel, La Salud. Un desprendimiento provocó el cierre y su reapertura más abajo. También se abrió otro hotel, el Princesa Guayarmina.
Fue un remanso de paz y espiritualidad por el que pasaron miles de pacientes con problemas de todo tipo. También famosos. El balneario tuvo mucha fama «milagrera». Pero aquel manantial menguó en caudal y acabó cerrando en los 60, no sin antes reconvertirse, hasta finales de los 90, en una planta embotelladora.
Obra parada
Hoy, la estampa, en sus estancias es desoladora. El inmueble tiene un alto grado de protección. La última vez que el hotel abrió sus puertas fue en 2006. Una década después, sus últimos propietarios presentaron un proyecto para recuperarlo, pero por distintos motivos no ha cuajado. La obra está parada desde hace 5 años.