Rosario Isabel González Brito tiene 53 años, nació en Guía de Isora y vive en Santa Cruz de Tenerife.
También el 2020 fue el año en el que recibe su diagnóstico. Como en el caso de otras compañeras, la clave fue la autoexploración.
Recibió el diagnóstico en pleno confinamiento, aunque reconoce que, a pesar de las dificultades que atravesaba el sistema sanitario, recibió atención muy rápidamente. Emocionalmente, estos primeros meses fueron muy duros para ella, justo antes de empezar las sesiones de quimio, Rosabel sufre otro varapalo, la pérdida de su padre, también de cáncer.
Rosabel finalmente tuvo que pasar por una operación para extirparle toda la mama, porque las sesiones de quimioterapia no fueron suficientes. Ahora está pendiente de la operación para reconstrucción de su pecho,
al tiempo que sigue controles para descartar la posible presencia de metástasis.
Para Rosabel ha sido fundamental el apoyo de la asociación a la que acude. En el momento del diagnóstico estaba en paro y vivía sola, por lo que (en su caso) ÁMATE fue crucial para hacer llevadero el impacto de todo lo que estaba viviendo.
Ahora afronta con ilusión la vida y acaba de terminar incluso cursos de formación del SEPE.